Jabes es un descendiente de Judá; hombre que reconocía a Jehová como Dios Todopoderoso y por la tanto eleva a Él una de las hermosas oraciones plasmadas en la Biblia, la cual comento a continuación:
- “¡Oh, si me dieras bendición”: Siempre debemos recordar que «La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella», [Pr 10:22]. Ciertamente los creyentes disfrutamos del gran privilegio de aunque vivimos en este globo terráqueo hemos recibidos todas las “bendiciones espirituales” las cuales están en lugares celestiales, ¡que hermoso! «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo», [Efesios 1:3].
- “y ensancharas mi territorio”: Esto nos habla de anhelar nuestro crecimiento espiritual y personal, así como pedirle a Dios que nos de la victoria en nuestras batallas diarias, o el éxito y prosperidad en todo cuanto emprendamos en nuestras vidas. Esa petición maravillosa la presentamos a Dios para adquirir esos tesoros que están en los lugares celestiales, los cuales son dados a aquellos que piden no para su propio deleite, sino conforme a la voluntad de Dios; y es que nuestro amado Señor Jesucristo nos da más abundantemente de lo que nosotros pedimos «yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia», [Jn 10:10b].
- “y si tu mano estuviera conmigo”: Esta parte implica depender plenamente de Dios. Amados hermanos y amigos, nos debemos sentir más que regocijados de saber que el Señor está con nosotros siempre; tenemos la plena y absoluta seguridad de que Él estará siempre con cada uno de los que en Él creen y lo han aceptado como el Señor de sus vidas, por lo tanto consideremos las palabras que Él nos dice en Isaías 41:10 «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia».
- “y me libraras de mal”: «Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada» (Jeremías 20:11). ¡Esa es la alegría del cristiano! «Tú estás conmigo mi Señor y mi Dios”. Y entonces, «Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Romanos 8:31). Él nos dice en Jeremías 1:19 «Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte» Por fe sabemos que Jehová (Nissi) es nuestra bandera y victoria. ¡Gracias Señor por ese gran privilegio!
- “para que no me dañe!”: La presencia de Cristo nos libra del maligno, pues donde Jesucristo habita todo está lleno de Su gloria. Jesús nos dijo en Juan 16: 33 «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». Él sabía que estaríamos en constantes pruebas, esto significa andar sobre terrenos difíciles, oscuros y peligrosos, donde las decisiones se tornan más complejas; pero aunque eso ocurra Él estará con nosotros, y venceremos. Es que definitivamente si el Señor es nuestro pastor, en nuestro andar siempre con calma caminaremos confiadamente con Él. Sí, aunque andemos en valle de sombra de muerte, tendremos la certeza de que en nuestro avance constante como creyentes, reconoceremos perfectamente que nuestro camino para andar es nuestro amado Señor Jesús, y por lo tanto estaremos resueltos a seguirlo, puesto que nos sentiremos seguros y en paz por andar en la luz y verdad, la cual nos llevará junto a nuestro Padre Celestial, lugar donde los siniestros planes del maligno no pueden impactar nuestras vidas.
- Y le otorgó Dios lo que pidió: Cuando pedimos conforme a la voluntad de Dios, Él nos escucha, pues:
- «Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia», [Salmos 66:18-19]
- «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites», [Santiago 4:3].
- «De igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué hemos de pedir para orar como es debido; sin embargo, el Espíritu mismo intercede con gemidos inexplicables», [Ro 8:26].
- «y lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo», [Jn 14:13].
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez