El versículo 1 nos habla del hombre o mujer “bienaventurado/a”, siendo el significado de esa palabra “gozar de la felicidad plena que es concedida por Dios. Persona que es tres veces bendecida, dichosa y feliz”; pero para esa persona ser beneficiado de ese estado, debe modelar las virtudes que les hacen ser dichoso. Hablemos primero de lo que no hace el bienaventurado:
- No anduvo en consejos de malos: No escucha el consejo de los que han rechazado a Dios y no tienen temor de Él. Podemos observar que el verbo está en pasado “anduvo”, y esto me hace entender que si en el pasado «anduvo» en el presente «es» bendecido. El justo bienaventurado es una persona que está llena del Espíritu Santo, que busca siempre la sabiduría de Dios para que guíe su caminar en la fe, haciendo así la voluntad de Dios, y se hace vida en él lo que dice el Salmo 40:8 «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón».
- Ni estuvo en camino de pecadores: Cristo es el camino. Un camino nos lleva de un lugar A a un lugar B; y ese lugar B se llama la verdad y Cristo es la verdad, «y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres», [Juan 8:32]. Él nos hace libres del pecado, por lo tanto, nos ha hecho nuevas criaturas, y ya para nosotros el pecado no es costumbre, esa es la razón por la que el justo no estuvo en camino de pecadores. Y con esa libertad el bienaventurado sabe discernir con quien asociarse, es decir escoger sus amistades. Es por eso que el bienaventurado no camina con los que rechazan a Jesús, y como resultado tiene una vida presente bendecida.
- Ni en silla de escarnecedores se ha sentado: Los escarnecedores son los burladores, y sentarse nos habla de reposar, de detenerse. Vimos como los fariseos se burlaban de Cristo, entonces para nosotros es no detenernos a reposar con aquellos que niegan a Dios, que se burlan o no creen en Él. El bienaventurado no se asocia con esas personas, ni aprueban sus acciones, «No os dejéis engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres», [1 Co 15:33LBLA].
Ahora veamos las acciones o actitudes que ejecuta el bienaventurado o justo, siendo estas:
a. En la ley de Jehová está su delicia: La Palabra de Dios le produce un inmenso gozo, pues sabe, cree y la reconoce como Palabra viva de Dios, en la cual Él se manifiesta al hombre para que le conozca, sepa y haga Su voluntad, y para conducirlo por el camino del bien «Oh cuánto amo yo tu Palabra», [Salmos 119:97].
b. En su ley medita de día y de noche: La Ley es la Palabra de Dios, y todo el tiempo, haciéndolo de forma diligente y constante, pasa tiempo leyéndola, escudriñándola y medita en lo que ha leído y lo pone por obra, asimismo le clama a Dios diciéndole «vivifícame según tu palabra», [Salmos 119:25].
Mis amados amigos y hermanos en la fe la única manera de conocer a Dios, de saber cómo cambiar para vivir agradándole a Él y hacer Su voluntad, es a través de conocer Su Palabra y ponerla por obra.
- Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae: El justo bienaventurado es comparado con un árbol, el cual podrá absorber el agua y producir muchos frutos; esto es absorber la Palabra de Dios. Con la Palabra de Dios en su corazón produciendo hechos y actitudes que lo honran a Él, su hoja no se marchita, será siempre verde, porque ha sido injertado en Cristo. «Si hemos sido injertados en Cristo compartiendo una muerte como la suya, compartiremos, también su resurrección», [Ro 6:5BLPH].
- “Y todo lo que hace, prosperará”: Esto no significa que no tendrá aflicciones, tampoco garantiza que tendrá una vida de riquezas, lo que realmente significa es que como la sabiduría de Dios se aplica en su vida, el fruto será bueno y recibirá la aprobación de Dios. «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma», [3 Jn 1:2].
Por último, Jehová conoce el camino de los justos: La forma en que camina por la fe, que es en Cristo Jesús; la forma en que él va al Padre; y ese justo bienaventurado toma su cruz y sigue a Cristo: él no anda según la carne, sino conforme al Espíritu.
Amados hermanos y amigos, mantengámonos en el camino del bienaventurado o justo, el cual es Cristo, ya que solamente permaneciendo en Cristo nos garantiza que pasaremos la eternidad con Él.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez