El Salmo 128 es llamado por Martín Lutero “Salmo de bodas”, y relacionado por muchos otros comentaristas como “Salmo de la familia feliz”, por describir la vida de una familia que teme a Jehová y por lo tanto es bienaventurada.
Este salmo inicia con la palabra ‘Bienaventurado’, recordemos como le he comentado en ocasiones anteriores que esa palabra significa “que goza de la felicidad plena que es concedida por Dios. Que es tres veces bendecido y feliz”.
Amados hermanos y amigos “el temor del Señor” es el amor reverente a Dios por quién es Él, y lo que Él hace; es tener reverencia por Su Palabra. Ciertamente el temor santo de Dios es la clave para recibir todas las bendiciones que el Señor tiene para el hombre temeroso de Él, recordando siempre que «La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella», [Proverbios 10:22].
El salmista habla del hombre feliz, mostrando que Dios quiere que el hombre disfrute de lo ganado en su trabajo de forma tal que su familia se bendecida con recibir el alimento de cada día «Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos», [Isaías 3:10]. Es una bendición tan grande el poder comer producto del trabajo realizado, y esto lo podemos confirmar al leer lo pronunciado por el Apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 3:10 «Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma». En aquel entonces habían muchos ociosos que se quedaban en sus casas esperando el regreso del Señor y no salían a trabajar por lo que los hermanos que trabajaban los tenían que alimentar por lo que Pablo tuvo que dar ese mandato; pues si bien es cierto que Dios nos dará el pan de cada día, no es menos cierto que Él dejó establecido que sería a través del trabajo, tal como dice Génesis 3:19 «Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás».
En definitivas, recalco lo que dice el Salmo 128:2 «Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien», es decir que nosotros lo que tememos a Dios y hemos sido hechos coherederos con Jesucristo, cuando comamos producto del salario obtenido por nuestro trabajo seremos bienaventurado y nos ira bien «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados», [Romanos 8:28].
Continuando con mis comentarios, me llena de alegría ver como este salmo refleja lo que dice Josué 24:15 «Yo y mi casa serviremos a Jehová». Y es que el temor reverenciar de Dios es el resultado de vivir una vida en santidad, puesto que solo los que andan en sus caminos verdaderamente se apartan para vivir para Dios, siendo nuestro mayor anhelo nuestro encuentro con el amado ya que sin santidad nadie verá al Señor, [Hebreos 12:14].
Mis amados hermanos, andar en los caminos de Dios nos hace sentir confiado puesto que andamos bajo su protección y seremos guiados por Él; recordemos lo que dice el Salmo 23, cada una de esas promesas nos hablan de la protección, la fidelidad, bondad, provisión, sanidad y misericordia de nuestro amado Rey y Señor, porque Él es mi Pastor, «Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre», [Salmo 23:3].
Vemos que en el versículo 3 la mujer o esposa es comparada con ‘la vid’, siendo éste fruto uno de los productos más selectos. Es bueno destacar que la mujer de la familia bienaventurada es sombra de seguridad, prosperidad y recompensa [Isaías 65:21]. Pero como esta familia ha sido fructífera también tiene hijos, y de ellos se nos dice que la bendición del Señor reposará sobre estos; se les compara con el olivo, y esto es sombra de los hijos llenos del Espíritu Santo. «He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová», [Salmos 128:4]. Se refiere a la tierna relación de Dios, cubriendo con un escudo completo a toda la familia que ama a Dios y le tiene reverencia. Si, la bendición del Señor reposará sobre la familia. Ahora bien, en los casos en que el matrimonio no tiene hijos, si ellos aman y temen al Señor también tiene su bendición divina como recompensa.
Otra bendición dada al hombre que teme a Jehová es que Dios lo bendecirá desde Sion, “… monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, …” [Hebreos 12:22]. Y además vera la bondad del Señor en Jerusalén. Las bendiciones de la gracia de Dios, las que gozarán todos los días de su vida.
¡Que hermoso salmo! «Y veas a los hijos de tus hijos», [Salmos 128:6]. Ahora habla de que ese hombre que teme a Jehová es bendecido para que vea a su descendencia, «los nietos son la corona de gloria de los ancianos; los padres son el orgullo de sus hijos», [Proverbios 17:6].
Concluye con la promesa divina ‘Paz sea sobre Israel’, mostrándonos un cuadro de paz, seguridad y tranquilidad sobre Su pueblo, y eso nos incluye a nosotros como el Israel espiritual, nos lleva a esperar la felicidad familiar junto a Su pueblo, en ese momento tan precioso donde estaremos junto a nuestro Señor en nuestro ‘Hogar Celestial’. Esto nos habla de la eternidad. ¡Aleluya!
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez