El relato de Eclesiastés 12:1-8 es calificado por muchos eruditos de la Palabra “como una alegoría poética de lo que es nuestra vejez”, considerando los versículos del 1 al 5 como los síntomas del envejecimiento, y los versículos del 6 al 8 como una descripción de la muerte.
Salomón aconseja en Eclesiastés 12:1 «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento». Debemos buscar a nuestro Dios desde nuestra juventud, tiempo en el cual aún no hemos malgastado nuestras vidas en cosas vanas; y en el que tenemos todo el vigor de nuestros cuerpos para vivir la vida en abundancia que Cristo nos vino a regalar.
Mientras más temprano reflexionemos sobre nuestra vida sin sentido, nos arrepintamos de los pecados cometidos, pidamos perdón a nuestro Dios y
aceptemos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, podremos estar seguro de que en vez de decir «no tengo en ellos contentamiento», diremos «el gozo del Señor es nuestra fortaleza»; recibiremos “la vejez” de forma diferente, pues podremos decir que pusimos en práctica y salimos victoriosos lo que dice 1 Timoteo 6:12 «Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos».
Aunque la vejez llega tanto a los creyentes como a los pecadores, estamos seguros que el proceso de recibimiento de esa etapa no se toma de igual forma por esos grupos de persona. La vejez viene acompañada por enfermedades, y asimismo con el recuerdo permanente de un pronto viaje al reposo a ‘la muerte’, por lo que el creyente está seguro de su morada eterna, la cual es junto a nuestro Dios y Señor, tal como dice Juan 14:2-3 «En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis». !Que hermosa promesa!, ciertamente me hace recordar lo que dice el Salmos 116:15 «Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos».
En contraste a lo comentado anteriormente, el no creyente; ¿Acaso reconocerá adónde van los que mueren sin Cristo? Dice Mateo 23:33 «¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?». No obstante, amados hermanos y amigos, siempre es bueno recordarles a los que no creen en nuestro Señor Jesucristo que existe una hermosa promesa de redención para todos aquellos que acepten a Jesús como su Salvador, Él lo recibirá con los brazos abiertos y les dice «Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí», [Isaías 44:22]. Asimismo debemos decirles «Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación», [Romanos 10:8-10)].
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
Muy buen articulo, muy recomendable! Reciba un cordial saludo.
Buenísimo el aporte. Saludos.