Aarón había sido escogido por Dios para ministrar en el Tabernáculo como “Sumo Sacerdote”, pero para esto instruyó a Moisés a fin de que fuera él quien consagrara el Tabernáculo y todos sus utensilios, así como a Aarón y a sus hijos.
Moisés tomó el aceite de la unción, el cual recordemos es el “aceite de la unción santa” cuya receta fue dada por Dios a Moisés en Éxodo 30:22-24. Este aceite serviría de ungüento para santificar todo lo que tocare y de ese modo consagrarlo para el servicio a Dios.
Todas las especies utilizadas para tan inigualable ungüento tienen un significado espiritual, siendo este:
Mirra: La mansedumbre
Canela aromática: La bondad
Cálamo aromático: La ternura
Casia: La humildad
Aceite de Oliva: La paz
Pues bien, lo más importante de todo esto era el significado de ese aceite el cual es figura del Espíritu Santo. El hecho de “rociarlo sobre los utensilios” representa la santificación, y que ya todo estaba apto para ser usado en el servicio a Dios. Es bueno ver en el versículo 12 que Aarón fue “ungido”, es decir Moisés cubrió su cabeza con aceite, tal como dice el Salmos 133: «Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras».
Pero la consagración de Aarón no terminaba con el derramamiento del aceite santo, vemos en los versículos 22 y 23 de éste capítulo 8, que sacrificaron el carnero de la consagración y luego tomó Moisés de esa sangre y la puso sobre tres pequeñas partes del cuerpo de cada uno de los sacerdotes, lo cual también tiene una connotación espiritual significativa, veamos:
- Lóbulo de la oreja derecha: Santificaba sus oídos para escuchar la voz de Dios.
- Dedo pulgar de la mano derecha: Santificaba su vida para el servicio.
- Dedo pulgar de pie derecho: Santificaba su caminar en la fe, siendo esto figura de llevar una vida en el equilibrio, siempre delante de la presencia de Dios haciendo la voluntad de Él.
Mis amados amigos y hermanos, nuestro amado Señor Jesucristo dijo en Juan 17:19: «Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad», ya nuestro Señor nos ha santificado. Él también nos hizo a usted y a mí, y a todo el que en Él crea, “sacerdotes” tal como dice Apocalipsis 1:6 «y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén». Ya hemos compartido las vestiduras que llevaba el sacerdote, así como sus significados espiritual; ahora ya hemos sido santificados, entonces pues, modelemos las preciosas virtudes que hemos compartido en esta enseñanza, poniendo así por obra la hermosa Palabra de Dios. Es decir que desde que lo aceptamos como nuestro Salvador ¡ya estamos listos para nuestro servicio al Señor!
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez