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38. ZACARÍAS

Zacarías, el profeta, escribe este libro el cual tiene rasgos apocalípticos, debido a que las visiones presentadas en el son muy similares a las de los libros de Daniel y Apocalipsis, por tal razón con frecuencia le llaman “el Apocalipsis del Antiguo Testamento”. En este libro se registran visiones mesiánicas y milenarias, así como también profecías, de esa forma este profeta abarca la promesa de que el Mesías vendría y habitaría entre nosotros así como la tan esperada Segunda Venida de Cristo y Su reino Terrenal.

El nombre Zacarías significa ‘Jehová recuerda’, y ciertamente el Señor se recordó de Su pueblo y uso a este profeta junto a Hageo para regresar a Judá desde el exilio babilónico y motivar al pueblo a confiar en Dios y a volver a iniciar la reconstrucción del templo, puesto que un día el Señor regresaría allí para establecer Su reino terrenal, ¡Que bendita esperanza!

La estructura de este libro lo describe como la obra que contiene más elementos mesiánicos y escatológicos del Antiguo Testamento, mostrando visiones nocturnas, profecías, señales; así como dando la esperanza a todo hombre de que cualquiera puede ser partícipe de la salvación, luego del arrepentimiento de sus pecados y de aceptar al Señor, «Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos», [Zacarías 1:3].

Amados hermanos y amigos, Zacarías advirtió al pueblo que había regresado de la cautividad a que no anden en los malos caminos de sus padres, emitiendo palabras alentadoras que servirían tanto para el pueblo de ese entonces como para el remanente escogido del futuro. Esas mismas palabras están vivas hoy para nosotros, pues tal como dice Jesús en Mateo 24:35 «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Deseo cerrar mis notas recordándoles que Zacarías nos habla de un tiempo venidero cuando por el gran poder de Dios Israel será transformada convirtiéndola en el pueblo santo y allí vendrán todas las naciones a adorar a Dios en Jerusalén. Que hermoso, allí estaremos nosotros adorando a nuestro Rey y Señor también!

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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