El pueblo de Israel volvía a estar en Cades, lugar donde 38 años atrás estuvieron en su descarrió por el desierto. Y volvemos a ver al pueblo bien desanimado, deseando morirse, y llegamos a la séptima murmuración de ellos en contra Moisés y Aarón, olvidaron que su peregrinaje era el resultado de su propio pecado, no obstante culpaban a sus líderes de toda su situación, mostrando así su acostumbrada rebeldía y falta de fe. En esta ocasión se quejaban por la falta de agua.
Moisés y Aarón intercedieron por el pueblo y la gloria de Dios apareció e instruye a Moisés que tome la vara florecida, la cual estaba en el Arca del Pacto, que reuniera a la congregación y también le dice que le hable a la roca (peña) y que ella dará agua.
Una vez todos reunidos allí delante de la peña, Moisés les dijo: ”¡Oíd ahora, rebeldes!”, esto sugiere que Moisés habló y actuó sin pensar porque estaba muy enojado con el pueblo, Dios le había dicho que hablara a la roca delante del pueblo, no que hablara con ellos. Luego le hizo la siguiente pregunta “¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?” y estas palabras sugieren que él y Aarón eran quienes estaban sacando el agua de la roca; Moisés no le dio la honra y gloria a Dios. Aquí podemos ver dos graves pecados cometidos por Moisés, y secundados por Aarón, ya que él no le dijo nada a Moisés al respecto.
Luego alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces. Este es un gravísimo pecado, el cual tiene dos connotaciones, primero desobedeció a Dios, ya que Él le había dicho que le hablara a la roca, no que le pegara. Y la segunda es el hecho de que le pegó dos veces a la roca. Deseo aclararle un poquito esta última parte para que puedan entender bien la situación:
- La roca es Cristo, tal como dice 1 Corintios 10:4 «y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo».
- Según Exodo 17.6 ya Moisés había golpeado la roca (peña) una vez y había salido agua, «He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel». El caso es que Jesucristo, la peña, debía ser golpeada una sóla vez.
- Dios le dijo que le hablara en esta ocasión, no debía que golpearla ni una sola vez, ya lo había hecho en Exodo 17:6. Recordemos que esa roca (peña) es un tipo de Cristo, quien sufrió una sola vez por nuestros pecados, sin embargo con la actitud de Moisés él da a entender que el sacrificio de Jesús no fue eficaz.
- Cristo, fue herido una sóla vez para así cumplir con Su sacrificio por todos los hombres, y desde hace más de dos mil años Él ha sido exaltado y glorificado y ya nunca más será herido. Hoy Él está vivo y todos los redimidos lo que debemos hacer es ‘hablarle’, tal como Dios le dijo a Moisés.
Se pudiera decir que Moisés se dejó llevar por lo que él había aprendido o hecho la vez anterior, pero Dios le había hablado y él se tenía que llevar de lo que Él le había dicho que hiciera, definitivamente él no le prestó la debida atención al mandato de Jehová. También él estaba muy enojado con el pueblo, cansado de sus persistentes murmuraciones, pero para Dios pecado es pecado, ya sea en ignorancia o voluntariamente.
Por último, Dios le dice a Moisés ‘por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel’, ciertamente él mostró falta de fe en la palabra de Dios y una actitud de rebeldía. No trató a Dios como santo. Recordemos que Moisés tenía en su mano la vara florecida, la cual era una señal de advertencia para los rebeldes, por lo que él había actuado como uno de ellos, y ahora Dios lo disciplinaría como tal.
Dios reprendió tanto a Moisés como a Aarón, puesto que éste último secundó a Moisés en lo que hizo y no le corrigió sobre su actitud y desobediencia al Señor, entonces ambos fueron castigados severamente por Dios, negándoles el privilegio de introducir el pueblo en la Tierra Prometida, pues con sus pecados Él los descalificó para tan loable misión.
Sabemos que Moisés tuvo la hermosa oportunidad, pero después de muerto, de estar en la tierra prometida, porque apareció en el monte de la transfiguración en esa tierra, y Cristo hablando con el [Mt 17:2-3] «y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él».
Es bueno hacer notar que a pesar del error de Moisés Dios hizo que las aguas salieran, pues Dios o falta a Sus promesas.
Mis amados hermanos y amigos, como sabemos «Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos», [1 Co 10:11]. Todo este relato es de tremenda lección espiritual para nosotros, vimos que:
- Dios nunca tiene por inocente al culpable
- Para Él pecado es pecado, y no tiene otro nombre
- Su gloria no la comparte con nadie, por eso debemos reconocer que solo Él es santo, y que suya nada más es toda la gloria y el honor
- Cumpla siempre todas Sus promesas
- Es un Dios misericordioso y Todopoderoso
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez