Unos griegos que visitaron Jerusalén con el fin de participar en la fiesta de la Pascua, ya que eran hombres temerosos de Dios, a quien muy probablemente habían conocido a través de la diáspora judía, es decir por haber tenido contacto con algunos judíos que había sido dispersados en otras ciudades.
Estos hombres eran de los tantos peregrinos quienes acostumbraban a asistir a las fiestas judías y muy probablemente querían ver a Jesús porque habrían escuchado de Sus muchos milagros, y sobre todo el de la resurrección de Lázaro.
Podemos ver a estos hombres buscando a Jesús como un día los magos del oriente guiados por una estrella llegaron al pesebre donde el ‘Rey de los judíos, que ha nacido’; pero los griegos llegan un poco antes de presenciar al ‘Rey en la cruz’. Ellos no se pudieron acercar a Jesús porque probablemente el Señor estaba en alguna parte del templo a la que no tenían acceso los prosélitos gentiles.
Andrés y Felipe le informan a Jesús que los griegos querían verlo, y ellos estaban seguros de que Él los recibiría ya que nuestro Señor recibe a todos los que le buscan con corazón sincero.
El encuentro de Jesús con estos griegos, abre la puerta de entrada a Cristo a todos los gentiles, (nosotros lo que no somos judíos). Recordemos que Jesús les predicó personalmente a los judíos, y delegaría en los apóstoles la predicación a los pueblos gentiles; pero de todas formas este encuentro nos sugiere que el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo llegaría a todo el mundo.
Jesús no les da respuesta a los griegos con respecto a tener un diálogo con Él, más bien los recibe con un discurso «Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado», [Juan 12:23]. Esto para Jesús significaba que “iba a ser crucificado”, pero para los judíos el “Hijo del Hombre” simbolizaba al conquistador enviado por Dios; es decir que tenían el sueño y la esperanza de un conquistador y Jesús les cambió sus ideas por una cruz.
Luego Jesús siendo un poco más explícito en Su discurso les relata una metáfora tomando como referencia el reino vegetal, y otra vez les expone la necesidad de Su muerte para dar vida, diciéndoles: «De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto», [Juan 12:24]. Es decir, que es necesario que el grano muera y se entierre para que pueda dar hermosos frutos, para que la muerte salvadora de Jesús produzca vida eterna. En fin Jesús querían que supieran que Él vino a morir en una cruz, para regalar vida eterna a todos los hombres y mujeres que en Él creen.
En Sus palabras anteriores Jesús inició hablándoles de la muerte, ahora continúa hablándoles de la vida. Les expone el resultado de vivir una vida conforme a los apetitos de la carne, es decir a los parámetros del mundo pecador, y vivir una vida conforme a la voluntad de Dios. Él dijo que aquel que ama vivir la vida pecaminosa, la perderá, esto refiriéndose a la muerte eterna; y quien aborrece la vida atada a los afectos del mundo y vive acorde a la voluntad de Dios, guardará su vida, para la vida eterna.
Amados amigos y hermanos, Jesús concluye Sus palabras diciendo que si nos sujetamos completamente a Él, sí le servimos y seguimos, tenemos la gran promesa y recompensa de estar junto a Él donde Él estuviere, y sabemos que Él está con Dios tal como dice Colosenses 3:1 «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios».
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
muy buena la explicación