Amados hermanos y amigos, nuestro Señor nos escogió por muchas razones; les menciono unas pocas, entre ellas:
- Ser Sus amigos, Sus discípulos.
- Restablecer nuestra comunión con Dios.
- Enseñarnos a conocer a Dios, como Padre de Amor.
- Enseñarnos a amar.
- Producir el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas.
- Desarrollar una vida cristiana victoriosa.
- Hacer a otros Sus discípulos, predicándoles el Evangelio de Jesús.
Pero hay condicionantes para obtener esas promesas:
- Aceptar a Cristo como nuestro Señor y Salvador.
- Permanecer en Cristo pues, sin Él nada podemos hacer.
- Obedecer los mandatos del Señor.
Cuando en nosotros se haga vida lo anteriormente mencionado alcanzaremos privilegios maravillosos.
Jesús nos dice que nos llamará ‘Sus amigos, no Sus siervos’ (siervos relacionados con esclavo, no como siervos que ejecutan servicios). Recordemos que los esclavos no conocen los pensamientos de su amo, sin embargo, el amigo conoce el corazón de su amigo y Señor.
Otro tema importantísimo de ese pasaje es la oración, ¡qué tremendo que nos concedió otro gran privilegio y promesa! ‘Todo lo que pidamos al Padre lo pidiéramos en el Nombre de Jesús, nos será dado. Pero debemos pedir de la forma adecuada, reconociendo que Dios es Soberano, y que nuestras oraciones o peticiones siempre deben hacerse en la forma correcta, o sea de acuerdo a Su voluntad perfecta, buena y agradable. Lo anterior incluye entonces 7 aspectos a considerar:
Orar al Padre, [Mateo 6:9].
En el nombre de Jesús, [Filipenses 2:10].
Constantemente, [Romanos 12:12].
Apartar tiempo, [Salmos 55:17].
Sin cesar, [1 Tesalonicenses 5:17].
Sin repeticiones, [Mateo 6:7].
Orar con fe, [Santiago 1:6-7].
Recordemos la oración modelo, el ‘Padre Nuestro’, oración que le enseñara Jesús a Sus discípulos; la cual está descrita en los Evangelios de Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4. Una de sus peticiones dice ‘Hágase Tu voluntad’, Él es nuestro Dios Soberano, quien a veces nos dice ‘si’, en otras ocasiones nos dice ‘espérate aún no es el tiempo’, o nos dice que ‘no’; pero Él sabe todas las cosas, por lo que debemos pedir siempre que sea hecha la voluntad de Dios y no la nuestra. Dice la Palabra de Dios en Romanos 8:26 «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles».
Otro asunto vital es que la oración siempre hay que hacerla en el Nombre de Jesús, Nombre que tiene autoridad y que al decirlo reconocemos que Su Nombre tiene poder y eso nos inunda de fe. Esto representa algo similar a una aprobación de Cristo a nuestra petición, y que nos diera una carta de constancia de la misma, firmada con Su Nombre, por lo tanto nuestras oraciones deben ser auténticas, sin egoísmos, cargadas de amor, entre otras cosas.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez