En estos últimos versículos del discurso donde Jesús les advierte a Sus discípulos “que el mundo los aborrecerá”, esas palabras hace referencia al Salmos 35:19 «No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo», y al Salmo mesiánico 69 donde David habla de sí mismo y de manera profética del Señor (David es tipo de Jesús), Salmos 69:4 «Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?».
La causa del odio del pueblo hacia Jesús era para que se cumpliera lo que estaba escrito en la Palabra de Dios “me aborrecen sin causa”, es por eso que mientras Él estuvo en la tierra y el mundo le odiaba, ahora que volvía al Padre ese odio lo heredarán ‘los suyos’, quienes se quedaban en el mundo como Sus representantes. Pero que hermosa promesa les da Jesús a Sus discípulos en Juan 15:26 «Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí». Como hemos dicho en otra ocasión, Jesucristo prometió no dejarnos desamparados, ya que nos dejaría al Espíritu Santo que equivale a tener al mismo Jesús viviendo en nosotros.
«Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio»,[Juan 16:8]. El Espíritu Santo ayudará a los discípulos de Cristo y los defenderá en su causa de todo el odio y la violencia que pudiera tenerles los perseguidores de los cristianos, pues el amor de Dios es derramado sobre quienes aman a Jesús y Sus promesas siempre serán “sí y amén”.
Amados hermanos y amigos, el Señor conforta los corazones de Sus discípulos diciéndoles que tanto el Espíritu Santo que procede del Padre, como ‘los discípulos’ (su círculo de íntimos, testigos oculares que estuvieron con Él desde el principio de su ministerio terrenal) darán testimonio de Él, ese testimonio divino y el testimonio humano se unen para mostrar las evidencias de:
• Su deidad
• Es el Hijo de Dios
• El Salvador del mundo
• Los milagros y señales que obró
• Predicación de Su palabra y doctrina
• Su muerte y resurrección
• Su exaltación a la diestra del Padre
• Jefe de la iglesia
• Juez de vivos y muertos
Nuestro Señor Jesucristo no quería que las cosas que habrían de sobrevenir a ellos les tomara de sorpresa, por eso les advierte con respecto al odio y a la persecución que encontrarán en su caminar en la fe de manera que no se desaliente ni tropiecen, sino más bien para que estén preparados y fortalecidos, mostrando esto el tierno e inagotable amor que tiene hacia los que les aman. Sí, hermanos, a nosotros igual que a ellos nos ha dejado la palabra profética más segura, nos ha advertido de las señales que anuncian Su pronta venida. Él fue a hacer moradas para cada uno de nosotros los que le amamos y estamos aguardando Su regreso a buscar a Su novia.
Continuando con nuestro relato, Jesús les advierte a los discípulos que serían ‘expulsados de las sinagogas’, esto era un hecho aterrador para cualquier judío, ya que eran considerados y tratados como herejes y apóstatas; un ejemplo de ello lo podemos ver cuando los fariseos le preguntaron a los padres del ciego que el Señor había sanado cómo ahora el veía; evadieron responder que Jesús había hecho el milagro, pues temían que por su respuesta fuesen expulsados de la sinagoga; por lo tanto le dijeron que llamaran a su hijo ya que él tenía edad para contestarles [Juan 9:19-23].
La advertencia más impactante la recibieron cuando el Señor les habló de que “viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios”, con esto les daba a entender que serían “asesinados” justificándose como que estaban haciendo un servicio a Dios, pensamiento similar tuvo Saulo de Tarso, quien después de aceptar al Señor como su Salvador se llamaría ‘el Apóstol Pablo’. Aquí Jesús les dice la razón por la que cometerían tal acto de maldad «Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí», [Juan 16:3]. Hoy al igual que en aquel entonces, el mundo están ocurriendo actos de violencia similares.
Lo anterior nos enseña la maldad que alberga el corazón de una persona cuando no conoce a Dios ni a nuestro Señor Jesucristo y creen tener conocimiento pleno de ellos, pero ciertamente no reconocían a Dios pues vivían en desobediencia de Su Palabra, tampoco no reconocían a Jesús como el Mesías enviado por Dios. Pero ¡qué misericordioso es nuestro Dios! y eso lo podemos ver en la vida del Apóstol Pablo quien dijo en 1 Timoteo 1:12-14 «Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús».
Por último, nuestro amado Señor les dijo todas esas cosas para que recordaran siempre que Él es el verdadero Mesías y Dios omnisciente, asimismo como para reafirmarles la fe en Él y comprometerlos con el sufrimiento que muy pronto se acercará a sus vidas, pero dejándoles saber que Él estaría con ellos hasta el fin.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez