Este libro nos habla de la desviación de la nación de Israel, llegando a convertirse en un pueblo idólatra y apóstata, quienes fueron completamente desobedientes, puesto que:
- No echaron a los cananeos de la tierra [1:19,21]
- Se sumergieron en la idolatría [2:12]
- No obedecieron a los jueces [2:17]
- Le dieron la espalda a Dios después de la muerte de los jueces [2:19]
- Se dieron en casamientos con cananeos [3:5-6]
Israel pasó por varios períodos, siendo estos apostasia, arrepentimiento, perdón y restauración. Podemos ver cómo el pueblo se arrepintió «Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día», [Jueces 10:15]; pero asimismo vemos como Dios los recibe con los brazos abiertos y por Su gracia y misericordia escucha su clamor y los perdona.
Vemos como la desobediencia trajo consigo la disciplina de Dios, pues el pueblo fue sometido a esclavitud y servidumbre debido a su rebelión contra Dios, «Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo», [Heb 12:6]; «Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. Mas aconteció que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino», [Jueces 2:18-19].
Pues bien, en Jueces vemos como la desobediencia e idolatría acarreó muchas derrotas, no obstante cada vez que el pueblo se arrepentía y se volvían a Dios, El honraba la promesa que le hizo a Abraham en Génesis 12:2-3 «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra».
La misericordia de Dios para con Su pueblo, muy a pesar de sus pecados, es una figura de nuestro Señor Jesucristo quien murió en la cruz para liberar a Su pueblo, entre ellos tú y yo, a sabiendas de que «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron», [Jn 1:11], pero Él fue obediente a Dios y fiel a su promesa, tal como dice 2 Timoteo 2:13 «Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo».
Amados hermanos y amigos, el libro de Jueces está lleno de derrotas y liberación, igual como hemos pasado muchos de nosotros, y que lo damos como testimonio, ciertamente hemos tenido muchos fracasos, pero asimismo hemos visto el amor y la misericordia de Dios en nuestras vidas, por lo que hoy podemos decir a viva voz «Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes», [Salmos 27:13NTV].
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez