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7.01 ‘Débora y Barac’

Sucedió que después de varias décadas de paz y de prosperidad la nación de Israel se apartó de Dios, abandonaron Sus mandatos y comenzaron a vivir con un comportamiento apóstata e idólatra, entonces vivieron en una profunda maldad. “Entonces el SEÑOR los entregó a Jabín, un rey cananeo de Hazor. El comandante de su ejército era Sísara, que vivía en Haroset-goim. Sísara, quien tenía novecientos carros de combate hechos de hierro, oprimió a los israelitas sin piedad durante veinte años, hasta que el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda”, [Jueces 4:2-3].

Bien, dentro de su gran aflicción voltearon la cara y buscaron al Señor, Su Dios, elevaron a Él un gran clamor y los escuchó. Para ese tiempo la nación de Israel tenía una jueza llamada Débora, cuyo nombre significa “mujer fuerte”. Esta mujer tenía comunión con Dios, por lo que guiaba al pueblo transmitiendoles los mensajes del Señor e impartiendo justicia. Débora también era profetiza, por lo que se había ganado el respeto del pueblo; pero como jueza básicamente su función era la de gobernar, juzgar, libertar y salvar, excepto el de dirigente militar; eso era algo admirable en esa época, ya que generalmente los hombres eran quienes ejercían funciones como esas.

Pues bien, el pueblo estaba atemorizado debido a la gran cantidad de carros de hierros que tenía Sísara el capitán del ejército cananeo, misma razón por la cual él estaba muy confiado en sus fuerzas para ganar la guerra a los israelitas; no obstante Débora y Barac que confiados en Dios Todopoderoso, estaban seguros de que Dios iría delante de ellos ya que habían sido testigos de Su poder y creían en Sus promesas. Esto me pone a pensar en ¿cuantos enemigos tenemos nosotros hoy con los cuales debemos enfrentarnos, y que Dios nos ha prometido la victoria?, recordemos lo que dice Efesios 6:12 «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» y «Entonces, ¿qué diremos a estas cosas? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?», [Ro 8:32].

Ante esto, Barac le dijo: «Si tú vas conmigo, entonces ciertamente iré; pero si tú no vas conmigo, no iré», [Jueces 4:8]; esta petición luce una muestra de debilidad, pero realmente no era así, Barac sabía que Débora tenía una comunión íntima con el señor, y entendía que si ella iba al campo de batalla la presencia de Dios estaría con ellos lo cual animaría a la tropa a luchar con mayor fervor. También es bueno recordar que algo similar le dijo Moisés a Dios en Exodo 33:15, «Entonces le dijo Moisés: Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí».

Por último, Débora le había dicho a Barac que a manos de una mujer iba a ser muerto ‘Sísara’, algunos eruditos consideran que eso fue una reprimenda por sus temores poco usual en un hombre. Así se cumplió la profecía pues fue Jael, mujer de Heber ceneo, quien se encargó de eliminar a ese cruel hombre, y así volvió la paz por un tiempo a Israel.

Amados amigos y hermanos, confiemos siempre en la fuerza que proviene de Jehová, y digamos con regocijo y fe «Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado», [Salmos 27:3] y «Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo», [1 Jn 4:4].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con estos comentarios no pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi perspectiva personal” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

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