Saltar al contenido

7.1.19 Oración de Súplica

«Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica», [Salmos 66:19].

Súplica viene de la palabra griega (G1162) que significa ‘petición’, es decir que una ‘oración de súplica’ es pedir a Dios por algo en particular, generalmente con ‘ruegos y a petición de la persona que está orando’.

Dios no nos pide nunca algo que Él no nos haya dado primero, por eso vemos como nuestro Señor Jesucristo es una muestra de ‘súplica de amor’ para que nosotros nos reconciliemos con nuestro Padre celestial, «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna», [Juan 3:16].

Por lo anterior hoy tenemos la hermosa oportunidad de elevar a nuestro Dios oraciones de súplicas para que Él por Su infinita misericordia nos libere de toda persecución y asedios de nuestros pecados, temores o cual fuere el nombre de nuestra “necesidad”; siendo nuestro principal anhelo que Él nos haga justicia y que alcancemos la restauración, claro está «de acuerdo a la voluntad de Dios»

Dice la Palabra en Romanos 8:26 «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles». Así que clamemos al Señor para que el Espíritu Santo nos enseñe a orar, a fin de que nuestras súplicas lleguen ante el trono de la gracia y podamos alcanzar misericordia y digamos:

  • «Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica», [Salmos 130:2].
  • «Tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia», [1 Reyes 8:45].
  • «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra», [Mateo 6:10].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *