«Y les dijo: Cuando orareis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu nombre santificado. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra», [Lc 11:2].
Una de la misión de nuestro Señor Jesucristo era que todas la personas conocieran a Dios como “Padre”, que se reestableciera nuestra comunión con Dios; por eso vemos que nos dice cuando oren digan “Padre Nuestro”.
La Palabra de Dios nos dice en:
- «La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal», [1 Tes 4:3].
- «Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor», [Heb 12:14].
- «Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo», [1 Pe 1:15-16].
La palabra ‘santo’ significa ‘apartado; consagrado para Dios’. Esto no quiere decir que somos mejores que los demás, pero sí que somos ‘diferentes y agradamos a Dios’, ya que la palabra ‘santo’ representa ‘pureza’.
Ciertamente la acepción de esta palabra muchas veces resulta difícil para ser aplicada al hombre, quien es pecador por naturaleza, pero qué hermoso que una vez aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, Dios entra a nuestras vidas para hacernos «Santos», es decir vivir en ‘santidad’.
Entonces es bueno hacer notar que existen tres estados de santidad:
- Posicional: Es la santidad posicional que tenemos producto de nuestro Nuevo Nacimiento, es decir que la adquirimos cuando aceptamos al Señor Jesucristo y el Espíritu Santo nos aparta para el Señor, (1 Cor 1:2).
- Práctica: Esta es la santidad que el creyente logra alcanzar mediante el crecimiento espiritual, y es la que debemos de mantener delante de Dios, (Heb 12:14). Es la etapa en la que estamos nosotros actualmente.
- Santificación Total: Esa es nuestra transformación, cuando el Señor venga por Su pueblo y estemos con Él, (1 Tes 3:13).
Pues bien, nuestro Señor Jesucristo vino a esta tierra para hacer la voluntad del Padre, lo dice Juan 6:38 «Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió». Y recordemos que el momento más crucial de Jesús, fue antes de ir a la cruz, Él le dijo al Padre en Lucas 22:42 «diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Al igual que nuestro amado Señor Jesucristo debemos de hacer la voluntad del Padre, o sea que nuestro estado permanente como cristianos, debe ser vivir en la ‘Santidad práctica” y de esa manera eso nos permitirá que en el momento oportuno podamos tomar las decisiones adecuadas, acorde a la voluntad de Dios.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez