El primer libro de Samuel es considerado como autor probable de Samuel hasta el capítulo 25 en el que se narra su muerte, por lo que los capítulos restantes, así como el libro Segundo de Samuel se les atribuyen a los profetas Natán y Gad, [1 Cr 29:29].
Este libro inicia con uno de los tópicos más importante en la vida de todo cristiano la oración, el medio de comunicación entre el hombre y Dios. Pues bien, Ana, mujer estéril le presentó su oración de súplica al Señor, su anhelo de tener un hijo, “derramó su alma delante de Jehová” [v. 15] y ciertamente en poco tiempo ella pudo decir que «Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica», [Salmos 66:19].
El pueblo de Israel rechazó continuar siendo liderado por ‘jueces’, por lo que queriendo ser como las otras naciones deseaba ser gobernado por “un rey”. Samuel quien fuera el último de los jueces se aflige por sus demandas pero nuestro Dios le dice que no es a
Samuel a quien el pueblo rechaza, sino directamente a Dios mismo. Luego Samuel le advierte al pueblo lo que significa tener un Rey, y proceden a escoger a quien sería el primer rey de Israel, y fue favorecido Saúl, de la tribu de Benjamín [v. 10:17-25]. Saúl fue el primer rey de Israel, a quien más tarde Dios rechazó debido a su desobediencia y en su lugar eligió a David, un hombre conforme al corazón de Dios.
Aquí en el Primer libro de Samuel como sacerdote y profeta lo que prefigura el rol de Cristo como sacerdote y profeta. Presenta a David como Rey de Israel, lo cual también es figura de Cristo como el verdadero Rey de Israel. Se hace mención de la palabra “ungido” refiriéndose al “Mesías”, nuestro Señor de Jesucristo.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
muchas gracias, bello su trabajo!