El Evangelio de Juan presenta a Cristo desde ‘el principio’ como ‘el Verbo’ (Logos), mostrándolo como participante activo en la creación. Es llamado por muchos ‘el Evangelio espiritual’, pues aquí se presenta a Jesús como el unigénito Hijo de Dios; como Dios-Hombre encarnado. Su naturaleza divina y humana lo muestran como el Mesías esperado, el ‘Cristo’, el enviado y Ungido de Dios.
El Apóstol Juan nos proporciona un relato de la vida de Jesús y de las ‘señales’ que realizó, las cuales nos presentan una verdad espiritual.
Juan pone especial firmeza resaltando dos de las características principales de Dios ‘el amor’ y ‘Su soberanía’.
Muchos eruditos de la Palabra también llaman a este libro “el Evangelio del amor” por muchas razones, entre ellas yo considero que están las siguientes:
• El amor de Dios: En el texto clave de este Evangelio, el hermoso versículo Juan 3:16, vemos como se derrama la esencia de Dios “el amor” hacia nosotros «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16RV60).
• El amor de Jesús: Él ama tanto a su Padre que siempre hizo Su voluntad, lo obedeció en todo. Asimismo también nos ama tanto que entregó Su propia vida por nosotros, tal como es expresado en Juan 13:34RV60 «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros».
• El amor que debemos tener entre nosotros: Nos ese mandato, lo podemos ver citado en el texto de Juan 13:35NTV «El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos».
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
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