Esta es la última ocasión que la Biblia menciona que el pueblo murmuraba, y ahora volvían a hacerlo por la escasez de agua (bebida) y también lo hacían despreciando el maná considerándolo como una ‘comida’ liviana; provocando esto la ira de Dios quien como castigo les mandó una plaga de serpientes ardientes que les mordían mortalmente y cuyo veneno les producían un calor insoportable, una sed que les quemaba y una gran inflamación que les conducía a la muerte.
Fue tal el azote de las serpientes venenosas y la gran cantidad de personas que habían muerto, que llevó al pueblo a reconocer humildemente su pecado ante Moisés. Ellos sabían que él era poderoso en la oración y amigo de Dios, y por eso les suplican que sea su intercesor delante de Jehová. Moisés accede a su petición, a pesar de que anteriormente había dado muestra de su enojo con ellos, además de que también en esta ocasión el pueblo vuelve a inculparlo a él por todas sus adversidades en el desierto. Moisés, hombre manso y perdonador, a pesar de todo ama al pueblo de Israel e inmediatamente intercedió por ellos ante Dios.
La oración de Moisés trajo una pronta respuesta, Jehová le dice que haga una serpiente de bronce, hecha de ese metal, porque cuando el sol brillaba sobre él, su color se parecía al de esas serpientes, además era una representación figurativa de las serpientes venenosas. Pero a la vez ese metal tiene un color rojizo, que es semejanza de sangre, la cual era utilizada en los sacrificios para expiación de pecados o en caso de contaminación se usaba la ceniza de la vaca roja, tal como vimos en Números 19:2 «éste es el estatuto de la ley que Jehová ha mandado diciendo: «Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja, sin defecto, en la cual no haya mancha y sobre la cual nunca haya sido puesto yugo».
Asimismo le dijo que colocara la serpiente de bronce en un asta, esto es un palo a cuyo extremo o en medio del cual se pone una bandera. De esta forma iba a poder ser vista por todo el pueblo. La instrucción final era que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá, es decir era necesario ‘mirarla’, aunque no se menciona la palabra ‘fe’, pienso que es válido suponer que “mirarla” es símbolo de fe, y la serpiente de bronce en sí es figura de la salvación.
Mi amados hermanos y amigos esto tiene una maravilloso significado espiritual y profético para nosotros, puesto que Jesús dijo en Juan 3:14-15 «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna». Sí, todos nosotros hemos sido heridos por el pecado, y si alzamos nuestras miradas a Dios, a nuestro Señor Jesucristo, el autor y consumador de nuestra fe, reconociéndole como nuestro Señor Todopoderoso, que un día fue levantado en una cruz por todos nuestros pecados y rebeliones, y creímos en Él y nos ha dado el privilegio de la salvación, ese maravilloso y único regalo que solamente puede ser recibido por el reconocimiento de Su muerte y resurrección; aceptándolo como nuestro Salvador para así vivir en esta tierra la vida en abundancia que Él nos vino a regalar, y luego vivir conjuntamente en las moradas celestiales que nos fue a preparar para vivir junto a Él por la eternidad [Jn 14:2]. ¡Cuánto anhelo yo tu pronta venida mi amado Rey y Señor!
Cristo fue crucificado en una cruz por ti y por mí, todo esto con el fin de dar vida eterna a todos los que en Él crean. Hoy nosotros los que creemos en Él y lo hemos aceptado como nuestro Salvador, tenemos la encomienda de levantar el Evangelio en nuestras vidas, para que aquellos incrédulos o los que aún no le han sido presentado el hermoso plan de salvación puedan también participar de la más grande bendición, la vida eterna con el Señor.
Desde la antigüedad fue profetizado que Él vendría y sería levantado para que todos los vieran, y los que los hicieran no murieran, pero en cambio aquellos que cometen el más grande de todos los pecados que es ‘rechazarlo’, morirán la muerte eterna perdiendo lo que Él vino a ofrecer a todos los que en Él creen “la vida eterna”.
Mis amados amigos y hermanos, el Señor Jesucristo nos dijo debemos amarle con todos nuestros sentidos, pues:
- Para mirarle hay que usar también el ‘oído’, pues dice la Palabra Romanos 10:17 «Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo».
- Una vez Él toca la puerta de nuestros corazones, lo miramos: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo», [Apocalipsis 3:20].
- Nos acercaremos a Él para mirarle con amor, y para que así seamos a Él «…..como olor fragante, un sacrificio aceptable y agradable a Dios», [Fil 4:18]; y nosotros podamos percibir el olor a gloria de Dios.
- Lo miraremos y alabaremos tal como dice Hebreos 13:15 «Así que, por medio de Él, ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre».
- «Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas», [Mc 12:30].
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez