Durante nuestra lectura del libro de Deuteronomio pudimos darnos cuenta de la preeminencia enmarcada en dos palabras que nos dirigen a la más alta adoración a nuestro Dios, y ellas son: el amor y la obediencia, pues solamente por amor a Dios todo hombre se somete a guardar sus mandatos, ya que la obediencia es la evidencia del amor.
Pues bien, en este relato objeto de mi comentario vemos como Moisés concluye su segundo discurso haciendo un llamado al pueblo de Israel con respecto a lo que Dios exige a cada uno de Sus hijos, y allí estamos incluidos tu y yo, pues hoy día somos “el Israel espiritual” de nuestro amado Dios.
Moisés continúa su discurso estableciendo la correcta relación que debe tener el pueblo con Dios, para así alcanzar la hermosa promesa de tener prosperidad, es decir paz, bonanza, bienestar, felicidad, entre otras muchas cosas más. La exhortación de Moisés se basa en verdades fundamentales:
1. Que temas a Jehová tu Dios: Eso se refiere al “Temor reverencial” y respetuoso; la adoración con admiración que un cristiano debe tener a Dios. «Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor», [Heb 12:28-29].
2. Que andes en todos sus caminos: «Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas», [1 Pe 2:21]. «Los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos», [Os 14:9].
3. Que ames y sirvas a Jehová tú Dios: La obediencia de Israel debía surgir de una relación basada en el amor y en el servicio a Dios. «Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento», [Mt 22:37].
4. Con todo tu corazón y con toda tu alma: El corazón y el alma son considerados el asiento de las emociones y de la voluntad. «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» [Prov 4:23]. «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios», [Salmos 103:2].
5. Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos: Exhortaciones y advertencias requeridas para vivir una vida agradable a Él. La obediencia es la evidencia del amor, tal como expresa Romanos 13:10 «El cumplimiento de la ley es el amor».
6. Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón: Figura de eliminar todo lo que desagrade a Dios. Arrancar todo lo carnal y limpiarse de lo inmundo.
«Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión», [Ro 2:25].
«Sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios», [Ro 2:29].
7. No endurezcáis más vuestra cerviz: Este significa que no sigas siendo terco, obstinado ni rebelde a los mandatos de Dios.
«¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros», [Hech 7:51].
8. Que ames al extranjero porque extranjero fuisteis en la tierra de Egipto: Aquí les habla de que Deben mostrar compasión hacia a los extranjeros que habitaban en medio del pueblo de Israel, ya que un día el pueblo estuvo en igual condición cuando vivían en Egipto. Igual llamado nos hace el Señor a nosotros, tengamos compasión de lo que hoy viven en el mundo, pues un día nosotros también estuvimos allí, en el lodo cenagoso, perdidos y sin salvación. Por lo tanto nuestra amor hacia ellos lo debemos mostrar llevándoles la Palabra de Dios y así cumplir con la gran comisión dejada por nuestro Señor Jesucristo, «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén» (Mateo 28:19-20).
9. Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios: Alabar y adorar sólo a Jehová, nuestro Santo Dios. El pueblo había sido testigo presencial de la omnipotencia divina de Jehová, Dios Todopoderoso. Sus ojos vieron las grandes maravillas que Dios hizo para sacarlos de Egipto con poder, y para sustentarlo en el desierto con Su amor y misericordia. Así como también nos ha sucedido de forma particular a cada uno de nosotros.
Amados amigos y hermanos de la fe, todos los que estamos participando en el hermoso recorrido en nuestro caminar en la fe y que hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, decimos que “amamos a Dios sobre todas la cosas”, ahora bien esa expresión de amor significa someterse a Él, obedecer totalmente sus leyes ya que la obediencia es la evidencia del amor, agradecemos a Dios en todo tiempo cumpliendo su mandatos, que podamos decirle: ¡Oh Jehová, mi Dios Altísimo, te alabaré y te adoraré en medio de mis circunstancias! Dame la capacidad divina para sentir tu gozo en todo tiempo, y aunque me mi alma se siente abatida, siempre recuerde que me he unido a ti porque te amo, y solamente en ti está mi deleite y confianza, anhelando con todo mi corazón la gran esperanza de tu pronto retorno mi amado Señor.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez