Hemos llegado al salmo más popular de la Biblia, el Salmo 23, el cual millones de personas saben de memoria. En este bellísimo salmo podemos encontrar palabras de: aliento, paz, refugio, esperanza, provisión divina y protección. En fin amados hermanos, este salmo está compuesto por “doce promesas”, las cuales nos sostienen en cualquier dificultad que estemos atravesando. Y durante estos próximos días me agradaría compartir con ustedes un estudio que hice de este salmo 23 hace más de 10 años atrás, donde mi barca estaba al borde de la deriva y solamente escudriñando la Palabra de Dios pude ver a Cristo guiando hacia aguas tranquilas y salvándome de esas tormentas tan recias que me hacían desfallecer cada día.
El teólogo Spurgeon llamó al Salmo 23 “la perla de los Salmos”, y es que ciertamente es una joya escrita con palabras sencillas pero de tan profundo significado, que hacen estremecer a todos aquellos que lo leen con entendimiento.
Pues bien ese amado salmo fue escrito por el “pastor” David, y allí podemos ver que él tenía una profunda y hermosa relación con Dios, por algo Jehová dijo de él «Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero», [Hechos 13:22]. Veremos a lo largo de nuestro estudio que David expresa la naturaleza de Dios a través de ocho de los nombres de Jehová.
Iniciamos en el día de hoy con la primera promesa: «Jehová es mi pastor; nada me faltará», [Salmos 23:1]
Aquí podemos ver dos de los nombres de Dios:
1) Jehová es mi pastor: Yo Soy—Jehová Ra’ah (Jehová es mi pastor), y esto tiene un tremendo significado, puesto que se destacan las funciones de un pastor de ovejas, siendo las principales:
- Conoce a sus ovejas: «Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen», [Jn 10:14].
- Alimenta y cuida a sus ovejas: «yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia», [Jn 10:10].
- Se sacrifica por sus ovejas: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas», [Jn 10:11].
- Mantiene relación y comunión con sus ovejas: «A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz», [Jn 10:3-4].
- Ama a cada una de sus ovejas: «¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso», [Lc 15:4-5].
Si Jehová es mi pastor esto significa que “yo soy una oveja de su redil”. Podemos asegurar que el animal con que fuimos comparados en este versículo es la oveja, debido a las tantas semejanzas de las ovejas con la vida de un cristiano. Veamos las características de una oveja:
* Mansa: No se defiende (humildad), necesita protección. Se deja atar y esquilar.
* Visión corta: No ve más de un metro.
* Dependiente: Si se cae no se levanta, su pastor tiene que venir a hacerlo.
* Requiere un Guía: Necesitan ser dirigidas al frente, pues fácilmente llegan a perderse.
* Obediente: Solo oye la voz de su pastor. Si encierran un grupo de ovejas de dos pastores, a su voz o silbido, cada una de ellas se dirige hacia su pastor.
* Limpia: No bebe agua estancada, ni sucia. No toma agua en corrientes, sino aguas tranquilas, en un laguito, porque es un animal de Paz.
* No se contamina: No come cualquier cosa .
* Firme: Se deja sacrificar sin resistencia. Si le clavan un cuchillo, no gritan. Salen dos lágrimas de sus ojos.
* Fiel: Come en un solo lugar y procura saciarse en ese mismo lugar, es constante.
* Productiva: Todo en ella se aprovecha: Da lana para hacer vestido; su piel tiene muchos usos. Da leche y carne.
* No anda sola: Se junta en rebaño.
* Conmovedora: Su valido conmueve al que la escucha.
2) Nada me faltará: Jehová Yireh (Jehová proveerá). Aquí vemos el segundo nombre de Jehová en esta promesa.
Con respecto a NADA ME FALTARÁ, esto es una condicionante, es decir si Él es mi pastor (Dios) y soy una oveja de su redil, Él se encargará de que nada me falte hoy ni mañana. Suplirá todas mis necesidades materiales y espirituales, según sus riquezas en gloria.
Podemos notar que habla de faltará, es decir en tiempo futuro, que no nos preocupemos por el mañana. Si leemos Mateo 6: 25-34, donde Jesús nos habla del Afán y la Ansiedad, nos dice “No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos?, o ¿qué beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y todas esta cosas serán añadidas”.
Deseo aclarar que no estoy hablando de que no trabajemos, Dios para todo hizo un orden y puso al hombre sobre la tierra para que la labrara (trabajo). Incluso dice su Palabra 2da Tesalonicenses 3:10 « .. Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma». Estoy hablando de que Dios debe ser quien ocupe el primer lugar en nuestras vidas, tal como lo dice el primero de sus Mandamientos “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
En conclusión, esta primer promesa, «Jehová es mi pastor; nada me faltará» (Salmo 23:1), es una condicionante para que se cumplan las 11 promesas restantes con las cuales continuaré mi explicación.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez