Si tú Jehová, eres mi pastor…. «Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando», [Salmo 23:5b].
El pastor usaba un tipo de aceite especial con fines medicinales para ungir a sus ovejas, ya fuera para sanar herida o como repelente para prevenir que los insectos penetraran en la lana o en sus oídos. Igual hoy Dios hace hoy contigo y conmigo, si Él es nuestro pastor sana todas nuestras heridas y nos da las herramientas o repelente para que ningún dardo del enemigo nos puedas afectar, y por eso el Señor dio su vida por ti y por mí, y nos ha dejado Su Palabra para bendecirnos y estar siempre seguros en Su presencia:
- «Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza», [Salmos 3:3].
- «Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido», [Salmos 84:9].
- «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes», [Efesios 6:11-13].
Pues bien, en nuestra presentación de la primera parte de éste versículo «Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores», [Salmos 23:5ª]; les comenté que “esta promesa nos habla del sacrificio y resurrección del nuestro Señor Jesucristo, ya que esa es la mesa del Señor, en la que se establece Su carne y Su sangre, tal como fue instituido por nuestro Señor Jesucristo”.
Ahora en la segunda parte de este versículo, objeto de nuestro comentario, nos habla de que «Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando», [Salmos 23:5b], y esto también a mi entender nos habla de Jesús, el ungido de Dios, puesto que hay una profecía en relación a esto y acerca de Él en Isaías 61:1 «El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel». Sí, amados hermanos y amigos, Jesús es el ungido de Dios, de hecho es una de las acepciones de la palabra “mesías”, y esa profecía tuvo su cumplimiento cuando Jesús vino, lo podemos ver en Lucas 4:18.
Algo interesante es ver que “Cristo es la cabeza” tal como expresa 1 Corintios 11:3 «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo». Siendo así, David que es figura de Cristo, puedo haber dicho en el versículo comentado “Unges a mi Cristo (cabeza) con aceite”.
En el Antiguo Testamento el significado de ungir con aceite era que la persona o cosa estaba siendo apartado con propósito divino para el servicio del Señor. En ese tiempo el aceite era figura del Espíritu de Dios, tal como expresa 1 Samuel 16:13 «Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió … y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David». Ahora en el Nuevo Testamento el aceite es figura del Espíritu Santo, por lo que al ungirnos con aceite, es un acto simbólico que nos aparta del mundo, nos consagra y santifica. A pesar de que debemos recordar que después que Jesús volvió al Padre nos dejó otro consolador, nuestro amado Espíritu Santo, del cual todos los creyentes hemos sido ungidos tal como dice 1Juan 2:20 «Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas».
Que hermosa promesa tenemos aquí! “Nuestro Señor unge mi cabeza con aceite”, Él vierte aceite perfumado con la esencia de Su ser, sobre nuestra cabeza; sí, allí donde se conciben nuestros pensamientos, donde están albergadas cada una de Sus Palabras, es precisamente desde el lugar más alto de nuestro cuerpo físico donde somos ungidos con aceite, a fin de que el mismo descienda por todo nuestro ser y empape hasta todo lo que toca nuestra piel, «Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras», [Salmos 133:2]. Oh, hermanos, con este versículo, entonces podría entender, que a los cercarnos, nuestros familiares, aquellos que tocan nuestra piel, también apartará el Señor para Él, y juntos podremos decir: «pero yo y mi casa serviremos a Jehová», [Josué 24:15b]. Gloria a ti Señor que nos ungiste con el Espíritu Santo «Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra», [Apocalipsis 5:10].
Comentemos ahora acerca de “mi copa está rebosando”; esta oración nos habla de abundancia. La copa es utilizada para verter “vino” y éste es figura de “gozo”, «Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre», [Salmos 16:11].
En la copa se echa vino, y esto significa gozo. Es decir que Dios nos considera sus amigos y por eso estamos tan felices y gozosos. Salmos 16: 11 “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Dándonos una abundancia de cosas buenas para nuestro deleite; derramando en gran medida de Él el óleo de la alegría. Y por lo tanto «Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero», [Salmos 45:1]. En fin, por medio de la fe, sabemos que la unción nos expresa abundancia, y el atributo que podemos ver de Dios, representado por uno de Sus nombres es “el santificador”, Jehovah M’Kaddesh.
Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra.
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
palabra fiel es está y digna de toda alabanza