Hermanos recordemos que el hombre fue creado para vivir bajo la dependencia absoluta de Dios y acorde con Sus preceptos divinos. Al introducirse el pecado con la desobediencia de Adán y Eva, el hombre quedó vulnerable a la maldad, y debido a la rebeldía actúa bajo su propia voluntad humana, apartándose de Dios. Sin embargo !existe una buena noticia!, el hombre tiene la oportunidad de volver a estar bajo la gracia divina de Su Creador, para esto debe «arrepentirse verdaderamente de sus pecados», tal como nos dice en Su Palabra «Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan», [Hechos 17:30].
El profeta Ezequiel a través de su ministerio profético tuvo la intención de provocar un cambio de conducta en el pueblo de Israel, quienes estaban inmersos en sus pecados de idolatría y maldad. Hoy al igual que en el pasado la Palabra de Dios nos exhorta diciéndonos que «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad», [1 Juan 1:9]. Tengamos claro que el arrepentimiento no borra el pecado, quien lo hace es Dios; es decir que una vez el hombre se arrepiente y se aparta de su pecado, el próximo paso es la conversión para luego ser justificado por Cristo.
El arrepentimiento es el acto de cambiar nuestra mente o pensamiento. Esta palabra viene del griego “metanoeó”, que significa “Cambiar de pensamiento – Pesar que viene del corazón – Rechazo de proceder indeseable”. Según el diccionario es el pesarle a uno haber hecho o dejado de hacer alguna cosa. Desde el punto de vista espiritual arrepentirse es sentir pesar y aflicción por los delitos y pecados cometidos debido al cambio de pensamiento provocado por el Espíritu Santo.
Ciertamente el arrepentimiento es un acto voluntario que hace el hombre al ser redargüido por el Espíritu Santo y sentirse indignado por su conducta. Juan el Bautista dijo: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»……. ‘Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas», [Mateo 3:2-3]; este mensaje también lo predicó Jesús en Mateo 4:17. Y es que realmente el arrepentimiento prepara el camino para que Jesucristo toque la puerta del corazón del hombre y éste la abra.
En definitivas el arrepentimiento es un principio fundamental para todo creyente, pues es el primer paso para iniciar la vida cristiana, mostrado por Jesús quien inició Su ministerio predicando sobre el arrepentimiento [Mateo 4:17], y les encargó a sus discípulos a continuar con esa misión, quienes también predicaban sobre el arrepentimiento [Marcos 6:12].
Amados hermanos y amigos nosotros no solamente debemos arrepentirnos, sino también debemos demostrar nuestro arrepentimiento con nuestras buenas obras tal como dice Hechos 26:20. Y es que el arrepentimiento verdadero nos aleja del pecado y nos acerca al trono de Dios. Ustedes pensarán “¿verdadero?” Sí, digo verdadero porque también hay falsos arrepentimientos; veamos:
Verdaderos arrepentimientos:
- David después de su adulterio y asesinato, reconoció su pecado, [2 Samuel 12:9].
- El Hijo Prodigo después de ser desobediente y llevar su vida a un estado de miseria, [Lucas. 15:11-24].
- Pedro al negar que conocía al Señor y que era uno de sus discípulos, [Juan 18:27; Juan 21:17]
- El Publicano al reconocer no ser merecedor de la gracia de Dios, [Lucas 18:9-14].
- Zaqueo quien devolvió de corazón lo que había quitado y robado, [Lucas 19:1-10].
- Ladrón en la cruz después de reconocer su mal comportamiento y a Jesús como Dios, [Lucas. 23:39-43].
Falsos arrepentimientos:
– Saúl se preocupó por ser deshonrado delante del pueblo y justificó su desobediencia, [1 Samuel 15:24-35].
– Esaú quien tuvo remordimientos después de entregar su primogenitura por un plato de lentejas, [Génesis 25:27-34; Génesis 27; Romanos 9:13].
– Faraón inmediatamente después de cada plaga [Éxodo 8:28-32].
– Judas después de entregar a Jesús y devolver las monedas de plata, [Mateo 27:3].
Pues bien, continuemos poniendo por obra lo que dice Hechos 2:38NBLH, «Entonces Pedro les dijo: Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo».
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez