Habacuc, tenía dos interrogantes, la primera era relativa a por qué Dios permitió que el pueblo de Judá pecara; ya que en aquellos tiempos la violencia e injusticia imperaban por doquier y ante esa situación Habacuc pensaba que Dios no estaba haciendo nada; por lo tanto se acercó al Señor y clamó a Él para que se hiciera evidente Su intervención divina. La segunda pregunta es relativa a por qué Dios utilizaría a los caldeos, una nación tan pecadora y muchísimo más impío que el pueblo, para castigar a Judá. Entonces Dios le responde diciéndole que Él también juzgaría a los caldeos, lo cual ciertamente no satisfizo del todo a Habacuc.
Este profeta al igual que Job tuvo una especie de debate con Dios, no recriminándole al Todopoderoso, sino más bien intentando entender desde el punto de vista teológico todo por lo que estaba pasando el pueblo y lo que estaba próximo a venir. Habacuc tenía que entender mucho más de acerca la soberanía de
Dios, por eso Él le dio mayor información, y lo que supo lo dejó atónito, permitiéndole reconocer más a profundidad el corazón de Dios para con los suyos, lo cual lo llevó a tener la firme confianza en Dios, transformándose eso en lo que se llama “fe”.
En resumen, este hermoso libro tiene tan solo tres capítulos, dos de ellos están cargados de cuestionamientos que nos muestras la tristeza del profeta, asimismo también vemos en ellos la respuesta que le diera Dios; en la cual manifiesta que definitivamente Él siempre castiga el pecado, y que Él estaba levantando a los caldeos para castigar a Judá por sus muchos pecados, pero en Su tiempo también castigaría a los caldeos por las cosas horribles que habían hecho.
Luego de que Habacuc presentara en oración su dolor, fue en secreto que él habló con Dios, vemos como el recibiera entonces la visión; bien dice Mateo 6:6 «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» Y concluye el libro con un hermoso salmo de alabanza que muestra el gozo de Habacuc.
Amados hermanos y amigos, me animo a asegurar que los cristianos a través de los siglos han ensalzado “el amor de Dios” como Su principal atributo. Es tanto así que hasta al evangelizar reafirman el amor a través Juan 3:16 «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Y ESO ES VERDAD, DIOS ES AMOR. A donde quiero llegar es que cuestionamientos semejantes a los de Habacuc son los que hoy día se hacen muchas personas, ¿Por qué si Dios es amor, existen tantos niños sufriendo, tanto maldad, tantos pobres, etc? Estas percepciones van direccionadas a que Dios no está haciendo nada con respecto la injusticia social evidente que camina en todos los rincones de esta tierra. Este libro de Habacuc da respuestas a esas preguntas, pues nos habla de la soberanía de Dios, por lo tanto recordemos lo que nos dice Salmo 40:10 «Estad quieto y reconoced que Yo soy Dios». Él está trabajando en todos los eventos y acontecimientos que suceden siempre, por eso digamos con fe: «Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar», [Habacuc 3:18-19].
Sabemos que el pecado de Adán y Eva provocó la interrupción de la comunión con Dios, así como la esclavitud de toda la humanidad al pecado y por ende la herencia de ‘muerte’. [Génesis 3:1-24]. Sin embargo hay una noticia esperanzadora, y esta es ‘La salvación del hombre’. Ese plan perfecto diseñado por Dios para redimir los pecados del hombre, y así tener el privilegio de estar juntamente con Él en la vida eterna. Esta es un regalo inmerecido que Dios nos da para que vivamos eternamente con Él, [Romanos 6:23], la cual fue obtenida mediante el pago del rescate que hizo Jesucristo al morir y derramar Su sangre para remisión de nuestros pecados.
El nombre de Habacuc significa abrazar, así que abracemos la fe, para que igual que el profeta nosotros podamos recibir respuestas a nuestras interrogantes cuando aceptemos al ungido de Dios, y eso nos llevará a la fe que salva y entonaremos con gozo un cántico de alabanzas al Rey de gloria, [Habacuc 3:1-19]. Dios dijo que en Su tiempo el juzgaría a cada uno de forma individual, por lo que eso nos habla de la segunda venida de Cristo, así que apresurémonos en estar con nuestras vestiduras limpias como novia ataviada para su pronta boda con el amado, las bodas del Cordero; esa es venida secreta de nuestro Señor Jesucristo, en la cual se llevará a su novia para para casarse con ella; recordemos siempre que esa novia es la iglesia, y tú y yo somos la iglesia, ¿estas listo/a?
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez