Saltar al contenido

7.3.4 El Altar del Sacrificio

 

Luego que los israelitas de ese entonces cruzaban la única puerta para entrar al Tabernáculo ubicada en el Atrio y llamada “El Camino”, lo primero que podía ver era el ‘Altar del sacrificio’, lo que lleva a pensar sobre sus ofrendas y sacrificios (hablaremos de esto en una próxima ilustración).

La palabra hebrea para ‘Altar’ es ‘mizbeach’ (H4196), que significa ‘lugar de matanza’. En este mueble era donde se ofrecían los sacrificios de animales, siendo éste para la expiación por los pecados del hombre y así ser librados de los juicios de Dios. Esto simboliza que para ‘entrar a la presencia de Dios y ser aceptados por Él, solamente podía ser a través de sacrificios de sangre’. Y que hermoso significado tiene esto, pues nos habla de “Cristo, el Cordero de Dios”, del sacrificio que Él hizo en la cruz por usted y por mí. Sí, espiritualmente esto nos dice que únicamente «por Su sangre derramada en la cruz del calvario es que nosotros tenemos acceso al Padre» [Efesios 2:18].

Esta caja era de madera de acacia, una madera resistente y que no se podría y estaba revestida de bronce tanto por fuera como dentro, de manera tal que fuera resistente al fuego. Esto nos habla también de Cristo, cuyo cuerpo incorruptible padeció sufrimiento por nosotros.

De todos los muebles que tenía el tabernáculo éste era el más grande. Dios ordenó que ese mueble fuera hueco por dentro, cada detalle que Él dio tenía una singular importancia, por lo que en él se podían introducir todos los demás muebles y utensilios. Con esto se muestra que todas las verdades representadas en cada uno de los muebles están contenidas en el fundamento del sacrificio de Cristo.

Asimismo la caja tenía en su diseño 4 cuernos, uno en cada esquina. El cuerno tenía tres usos en la Biblia:

1. Asegurar el sacrificio o la sustitución [Gén 22:13]
2. Ungir [1 Sa 16:13]
3. Llevar a la victoria [Jos 6:13, 20]

Aquí también podemos ver a Cristo, quien se hizo sacrificio por nosotros [Heb 10:12], nos ungió con su Santo Espíritu haciéndonos reyes y sacerdotes [Apocalipsis 1:6] y nos lleva a la victoria [1 Co 15:57].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *