El tabernáculo o santuario es una revelación de Cristo y Su obra redentora. «Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos» [Ex 25:8]. Dios fue el arquitecto de ese santuario, el cual es una réplica del modelo que está en el cielo, ya que Él le dijo a Moisés «Deberán construir el tabernáculo y su mobiliario exactamente según el modelo que te mostraré» [Ex 25:9].
Recordemos que el Tabernáculo sería “el centro de reunión del pueblo con Dios y el lugar de íntima comunión con Él. Allí se aparecía en forma visible la gloria de Dios, la Shekina, símbolo de Su presencia divina [Ex 25:22; 40:34, 35].
Cada parte del Tabernáculo tenía por objetivo llevar al pueblo a la presencia de Dios y a una relación con Él.
Pues bien, ‘El Atrio’ es la primera parte para entrar al Tabernáculo o santuario, es decir era el primer lugar para acercarse a Dios, el cual estaba rodeado por lino fino representando la justicia de Cristo. Sabemos hoy que al igual que en la antigüedad, Cristo es la única manera de acercarnos a Dios [Jn 14:6] y si le aceptamos y reconocemos como nuestro Señor, recibiremos la vida en abundancia que Él nos prometió [Jn 10:10], una vida victoriosa, por amor a Él; asimismo, seremos liberados del juicio divino en el cual estarán los que no le reconocen como Su Señor y Salvador.
Como decíamos desde inicio de este tema, tanto el Tabernáculo, como su mobiliario y las medidas de sus elementos nos hablan de Cristo. Dicho esto vemos como las medidas de la cerca de lino nos habla de que cuando tomamos la decisión de acercarnos a Dios, tenemos la oportunidad de ser cristianos fructíferos que daremos frutos al 100 por 1; seremos completamente libres y por la gracia de Dios seremos salvos.
En relación a las columnas, estaban conectadas entre sí y unidas al telar de lino por medio de varas y las molduras de plata, permitiendo esto dar estabilidad. La plata en la Biblia nos habla de “redención”, algunos ejemplo de eso es que en la antigüedad la plata era el precio que se pagaba para redimir a un esclavo, también vemos como Jesús fue vendido por monedas de plata.
Las cortinas al igual que las columnas, requerían de los elementos de platas para estar sujetas, extendidas y firmes; asimismo nuestro Señor Jesucristo es el único que nos puede redimir de nuestros pecados y así volver nosotros a tener “comunión con Dios».
Por otra parte las columnas hacen referencia de que no solamente debemos acercarnos al Atrio sino que debemos permanecer estables; y sus medidas nos hablan de que también debemos alcanzar la madurez espiritual. Sí, así como en la cultura judía a un hombre se le consideraba maduro cuando tenía 20 años [Ex 30:14]; asimismo nosotros mostramos nuestra madurez cristiana cuando ponemos por obra la Palabra de Dios, logrando agradarle, vivir la vida en abundancia que Cristo nos vino a regalar e impactando a otros con nuestras vidas (testimonios), de manera que esas personas anhelen venir a servir a Dios y ser ovejas de su redil.
Amados hermanos y amigos, es únicamente la justicia de Dios la que nos puede dar entrada al tabernáculo celestial, la puerta está abierta para todo que desee entrar, «esa puerta es Cristo nuestro Señor».
Continuaremos con este hermoso estudio, en el cual les estaré explicando paso a paso, en la forma como esta ubicado cada uno de los elementos que componen. Como si estuviéramos haciendo un recorrido dentro de aquella carpa donde habitaba la presencia de Dios en el Antiguo Testamento, pues ya hoy en este periodo de la gracia, nuestro cuerpo es el tabernáculo, morando el Señor en nuestros corazones.
Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este comentario que realizo no pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar una breve reseña desde “mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Espero que estas notas les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga
Sandra Elizabeth Núñez