Este milagro ocurrió de forma literal, sí, nuestro amado Señor sanó a ese hombre paralítico; y a su vez ese hermoso milagro también tiene un significado ‘espiritual’ para nosotros, no solamente de la fe que debemos tener para pedirle a Dios por los enfermos físicos, sino también esto nos habla de los enfermos de espíritu y del alma, es decir ‘de los pecadores’, a quienes Jesús también les da la sanidad.
Pues bien, tal como ilustro en la infografía el ‘paralítico’ es figura del pecador, quien está paralizado espiritualmente y por tal razón no puede honrar a Dios con su vida, ya que sus delitos y pecados le impiden movilizarse para hacer el bien, para obedecer al Padre y hacer vida lo que dice el Salmo 40:8, «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón».
En el pasado cuando estudiaba este relato me disponía a acostarme y en mi momento de devocional, rondaba en mi mente, este pasaje. Recordé que cuando lo estaba estudiando le pedí en oración a mi Señor que me mostrara las profundidades de las verdades bíblicas para yo poderlas ilustrar de una forma sencilla. Y al pensar en ese pasaje recordé lo que me impactó poderosamente «de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa», [Mc 2:12RV60].
Claro a mí, como a mucho de ustedes, me sorprende naturalmente el hecho del milagro en sí. De que el paralítico se levantara al mandato divino de Jesús y tomara su lecho y se fuera, es decir que, se paró, caminó, se inclinó a recoger su lecho; lo dobló y allí dentro estaban contenidos todos su pecados, amarguras, dolor, falta de perdón, adicciones, en fin su vieja naturaleza, pues había sido libre. Se puso el lecho sobre el hombro y lo exhibió cómo una bandera, pues el Señor le dio la victoria. Y meditando antes de acostarme en mi tiempo de intimidad con Dios, me dije Asimismo ha hecho Dios con nosotros los creyentes, y por eso Su bandera de amor ondea sobre el territorio que El conquistó en cada uno de nuestros corazones”; «Y su bandera sobre mí fue amor», [Cantares 2:4b].
Otro punto interesante a destacar es el hecho de los 4 amigos que llevaron al paralítico hasta Jesús; estos hombres son figura de los cristianos que presentan a Jesús a los no creyentes, y es que nuestra misión es predicar la Palabra, tal como dice Mateo 28:19-20 «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén». Recordemos siempre que hay que vencer los obstáculos con fe, y saber que es desde ‘arriba’ que viene la solución. Dios es quien perdona nuestros pecados, debido a que ya Cristo pagó nuestra redención con Su sacrificio en la cruz, pero necesitamos reconocer primero que somos pecadores, luego arrepentirnos y apartarnos de nuestros pecados, y por último reconocer a Jesucristo como nuestro Salvador.
Mi Señor y mi Dios, te pido que mis hermanos y yo al leer tu Santa Palabra, siempre nos llenemos de tu gozo y podamos decir “de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.” (Mc 2:12LBLA]. Amados hermanos y amigos, le pedo a Dios por todos ustedes y por mí, para que nuestros labios estén llenos continuamente de alabanzas a Él, para que lo adoremos y les demos la gloria, porque solo Él es digno de la suprema alabanza y la adoración. Para que al leer y estudiar Su Palabra siempre podamos “glorificar a Dios» y decir: ¡Oh Dios cuanto amo yo tu Palabra! [Salmos 119:97].
Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.
Dios les bendiga,
Sandra Elizabeth Núñez
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