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1.22 Analogía de Jesús y José

 

Primero recordemos que José es uno de los doce hijos de Jacob, ocupando el penúltimo lugar en nacimiento y siendo el primogénito de Raquel, la esposa amada de Jacob, quien más tarde le seria cambiado el nombre por el ángel, llamándole ‘Israel’ [Gen 32:28].

Pues bien, el relato de la vida de José lo leímos en Génesis del capítulo 35 al 50, de hecho él es el patriarca de quien más se nos habla a lo largo de todo el libro de Génesis.

En esta ocasión deseo comentarles que José es una figura o tipo de nuestro amado Señor Jesucristo, es bueno recordarles que la acepción de la palabra “tipo” en este contexto, quiere dejar dicho algo en el Antiguo Testamento que señala a algo en el Nuevo Testamento. En este caso la analogía de José con el Señor Jesucristo, lo muestra las múltiples semejanzas en sus circunstancias vividas así como en algunos de los atributos de Jesús que de una forma marcada se manifestaron en la vida de José.

Deseo destacar y dejar claro que tanto José como Jesús tienen un origen diferente, puesto que habilidad extraordinaria de José comienza a ser mostrada a su corta edad de 16 años debido a que ‘Dios estaba con él’; mientras que el relato de la vida de nuestro Señor Jesucristo inicia desde antes de su nacimiento, cuando en la profecías del Antiguo Testamento se le esperaba como ‘el Mesías’, siendo Él Hijo de Dios, el único perfecto, quien vino a la tierra en condición de hombre para entregar Su vida por nosotros, y así brindarle la oportunidad a todo aquel que en Él creamos de regalarnos la salvación, esto es la vida eterna. Ciertamente ambos tuvieron un origen diferente, pues José era un ciudadano terrenal y Jesús tiene una ciudadanía celestial, ya que Él es Dios Hijo.

Volviendo al caso de José, definitivamente muy a pesar de todas las circunstancias adversas que experimentó, fue un joven que reconoció que Dios estaba con él, y la cercanía y el temor santo que tuvo de Dios le permitieron no añadir despropósito a su vida y continuar confiando en Dios, justo por eso fue que nunca se sintió derrotado, y con las bondades que disfrutó luego de tantos malestares me pone a pensar que tan real se hace vida de que los que creemos lo que dice Romanos 8:28 «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados».

Veamos algunas de las analogías que pude identificar de José con Jesús, siendo reconocedora que faltan muchísimas más:

  1. Nacimientos milagrosos: Raquel la esposa amada de Jacob (Israel) era estéril, y pasó tiempos añorando un hijo, hasta el punto de decirle a su esposo «… Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?», [Gen 30:2]; asumo que esa respuesta la llevó a clamarle a Dios que le concediera un hijo, por lo que «Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos», [Gen 30:22]. Igual circunstancia milagrosa hizo Dios con María la madre de Jesús, cuando ella fue la elegida para concebir de forma sobrenatural, debido a que María era virgen, expresado en Lucas 1:35 «Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios».
  1. Amados de sus padres: José fue el hijo más amado de su padre, «Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez…» [Gen 37:3]. Mientras que la Biblia dice de Jesús en Mateo 3:17 «Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia».
  1. Apartados de los demás: Debido a su alto privilegio ambos fueron reconocidos por sus padres y apartado de los demás, quienes eran pecadores, tal como dice en Génesis 37:3 «…y le hizo una túnica de diversos colores»; en el caso de Jesús dice Hebreos 7:26 «Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos».
  1. Anunciaron reinarían sobre los suyos: José anunció que iba a reinar sobre sus hermanos, «Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí», [Gen 37:8-9]. En cambio Jesús se presentó como el Mesías esperado, y no le creyeron, fue acusado de que decía de sí mismo que era “Rey de los judíos”, por lo que Pilato puso ese título sobre la cruz, a lo que «Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito», [Jn 19:21-22].
  1. Enviados por el padre a sus hermanos: José fue enviado por su padre a sus hermanos, «E Israel le dijo: Vé ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó a Siquem», [Gen 37:8-9)]. Mientras que Jesús fue enviado por Su Padre Celestial a Sus hermanos en la tierra, «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna», [Jn 3:16].
  1. Testificaron contra el pecado: Los hermanos de José le odiaban por que informaba a su padre del mal comportamiento de sus ellos, «…e informaba José a su padre la mala fama de ellos», [Gen 37:2]. Asimismo, Jesús testificó con respecto a los pecados de los hombres y lo odiaron por eso «No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas», [Jn 7:7].
  1. Fueron traicionados: José fue traicionado por todos sus hermanos de sangre, hijos de su padre, no obstante su intención inicial era matarle «Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua», [Gen 37:23-24]. Sin embargo Jesús fue traicionado por uno de los Suyos, uno de los 12 discípulos, aquel que caminó con Él durante Su ministerio terrenal, «Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar», ([Jn 13:21].
  1. Vendidos por piezas de plata: Sus hermanos lo vendieron como esclavo por 20 piezas de platas «Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto», [Gen 37:28]. Jesús fue entregado a los principales sacerdotes para que fuera encarcelado y posteriormente juzgado, con el juicio más injusto que se haya efectuado sobre la tierra; y esa información fue vendida por Judas por 30 monedas de plata, «y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata», [Mt 26:15].
  1. Fueron a Egipto: En condiciones diferentes ambos tuvieron que ir a Egipto, José porque fue vendido como esclavo [Gen 37:28], y Jesús porque fue llevado por su padres terrenales para salvar su vida de la matanza de los niños, tal como dice Mateo 2:13-14 «Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto».
  1. Tentados y victoriosos: José fue tentado por la esposa de Potifar, respondiendo él «…¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?», [Gen 39:9]; mientras vemos a Jesús que fue tentado por Satanás y en todas las ocasiones respondió con “Escrito está” [Mt 4:1-11]. Ambos salieron victoriosos de cada una de sus tentaciones, pues el primero reconoció que no pecaría contra Dios, ya que deseaba obedecerlo y agradarlo solo a Él; y Jesús nos mostró que en la Palabra de Dios está escrito todo que lo que necesitamos para salir victoriosos de las tentaciones y pruebas, y así no dar lugar a Satanás ni pecar contra Dios.
  1. Acusados falsamente: La esposa de Potifar acusó falsamente a José de que la había violado, [Gen 39:11-19]. En el caso de Jesús también fue acusado falsamente como un borracho, endemoniado y muchas cosas más, «Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado», [Jn 18:29-30].
  1. Fueron apresados: Cuando Potifar se enteró de la calumnia levantada por su esposa en contra de José lo envió a prisión, «Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel», [Gen 39:20]. Asimismo los sacerdotes deseaban tomar a Jesús preso, debido a todas las falsas acusaciones que tenían en su contra, y tan pronto Judas lo entregara en traición fue encarcelado y vilmente mal juzgado [Mc 14:46].
  1. Aborrecidos por sus hermanos: Dícese de José en Génesis 37:4 «Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente». Asimismo, también Jesús fue aborrecido por sus hermanos de madre, tal como lo expresa Juan 7:5 «Porque ni aun sus hermanos creían en él»; así como también fue aborrecido por sus hermanos del pueblo de Israel, «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron», [Jn 1:11].
  1. Contados con los transgresores: Tanto José como Jesús fueron contados con los transgresores, el primero estuvo con el copero y panadero de Faraón, quienes uno fue repuesto en su cargo y el otro fue enviado a la horca [Gen 40:21-22]. Jesús fue crucificado entre dos ladrones, uno lo injurió, mientras que el otro lo reconoció como rey de los judíos y le pidió que se acordara de él en Su reino [Lc 23:39-44].
  1. Autoridad delegada: Ambos recibieron la autoridad delegada de su máximos líderes, José la recibió del faraón «Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú», [Gen 41:40]. Mientras que Jesús la recibió del Padre Celestial, «El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano», [Jn 3:35]; «Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra», [Mateo 28:18].
  1. Dieron pan: Llegaron los 7 años de hambre a Egipto y el pueblo sintió hambre y José les dio pan, así lo describe Génesis 41:55 «Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere». En cambio nuestro amado Jesucristo Él mismo es nuestro pan de vida, tal como nos lo dijo en Juan 6:35 «Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás».
  1. Decidieron perdonar: A pesar de todos los vejámenes cometidos contra estos hombres, ambos decidieron perdonar a sus agresores. «Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón», [Gen 50:19-21]. Y también en Lucas 23:34 leemos «Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…».
  1. Fueron libertadores: Tanto José como Jesús fueron libertadores, aunque en escalas diferentes; José fue libertador para el pueblo de Egipto, «Ellos contestaron: Tú eres muy bondadoso con nosotros, pues nos has salvado la vida…», [Génesis 47:25DHH). Jesús es el libertador de todos los que creen en Él en cualquier parte de esta tierra, «Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen» (1Timoteo 4:10).

 

Amados hermanos y amigos, nosotros estamos llamados a imitar a Cristo, y esta enseñanza de José nos muestra un vivo ejemplo de un ser humano que agradó a Dios y permitió que lo dirigiera en todos sus pasos. Y aunque en el Antiguo Testamento él fue una figura del Mesías que habría de venir y que se manifestó en el Nuevo Testamento, es Jesús; hoy nosotros que vivimos el presente, debemos imitar a Jesús, y vivir una vida en santidad tal como dice Hebreos 12:14 «Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor»; para que estemos listo para cuando Cristo vuelva a buscar a Su iglesia y así estar por siempre junto con Él.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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