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11.02 Dedicación del Templo

En esta ocasión mi único deseo es ver el relato donde el rey Salomón «Dedica el Templo a Jehová», esto con el fin de poder entender mejor lo que más adelante sucederá “el declive espiritual de Salomón”, lo cual resulta en una ‘caída sorprendente’, pero bien dice la Palabra en 1 Corintios 10:12 «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga», pero también sabemos que nuestro Dios tiene misericordia de los suyos «Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal», [Pro 24:16].

Antes que nada, recordemos que inmediatamente Salomón es proclamado rey observamos que él era un hombre de una sabiduría extraordinaria, pues fue sabio hasta para hacer la petición a Dios, «Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?», [1 Reyes 3:9]. Con esto mostró la incapacidad que tiene el

hombre de gobernar para Dios; y le pide “sabiduría”, pero una “sabiduría política para poseer la habilidad de gobernar al pueblo”. En los siguientes capítulos veremos que necesaria es esa habilidad de gobernar, pues casi todos los reyes después del David “hicieron lo malo a los ojos de Jehová”, incluyendo el mismo Salomón.

Pues bien leemos en 1 Reyes 8:11 «Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová». Es decir que el Señor había llegado al “acto de dedicación del Templo” que le preparara Salomón. La narración inicia Salomón hablando a Jehová diciéndole, “Yo he edificado casa por morada para ti”; esto es como saludo de bienvenida, pero inmediatamente el vuelve su rostro a la congregación, los bendice y todos estaban allí de pie; oh me imagino mirándolos y yo junto ellos, pues la presencia del Todopoderoso estaba allí!

Bueno, luego Salomón reconoce delante de Dios y la congregación que fue David, su padre, quien tuvo la idea de hacerle Templo a Jehová y él por su parte sólo llevó a cabo la edificación; siendo esto así debido a que Dios no le permitió al rey David que lo edificara porque éste había derramado mucha sangre [1 Cro 22:7-8], por tanto David le dejó a Salomón todo lo necesario para la construcción [1 Cro 22:9-19], y así él lo hizo. Ahora se encontraba reunido junto al pueblo dedicando a Jehová el “Templo” en Jerusalén; quedando con esto afianzada Jerusalén como la “ciudad santa”.

Salomón dijo en 1 Reyes 8:27 «Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?». Es bueno destacar que aquí él está hablando del tercer cielo, es decir el cielo dónde está el trono de Dios. Y es que hay tres cielos, siendo estos:

El primer cielo es el de las nubes, el aire

El segundo, el de las estrellas;

El tercero es espiritual.

Con respeto a la existencia del “tercer cielo” les presentó dos versículos como fundamento:

Efesios 4:10 «El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo».

2 Corintios 12:2 «Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo».

Salomón continúa su disertación reconociendo que resulta ilógico suponer que Jehová pueda habitar en una casa sobre la tierra. Él sabía que el templo es el centro de adoración, ese lugar que serviría como punto de reunión para que la congregación en público adore al Señor, fortaleciéndonos en la fe. Deseo aclarar que es de suma importancia que cada uno de nosotros nos reunamos habitualmente en nuestras iglesias (espero todas sean de sana doctrina), tal como expresa Hebreos 10:25 «no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». Pues allí mantendremos nuestra unidad en la fe, tendremos líderes o ministros espirituales que nos colaboraran en nuestro crecimiento espiritual, adicional ante todas estas distorsiones que vive el mundo donde a lo malo le llaman bueno, y a lo bueno malo, así como a todas las adversidades y persecución que vive el pueblo cristiano, pues la venida del Señor está cerca.

En fin amados hermanos y amigos, aunque la dedicación del templo es el objetivo de este relato, sin embargo el tema principal es la “oración”. Salomón presenta aquí una oración de agradecimiento, súplica, ruego, arrepentimiento, petición de provisión, protección divina, hasta menciona el cautiverio. Salomón tiene fe en que Dios atenderá sus oraciones así como sus ruegos y súplicas humildes que brotan del corazón del pueblo y de él.

También se destaca la postura y gesto que mantuvo Salomón al orar, pero quiero mencionar que lo más importante es la intención interna del corazón de cada cual. Esa actitud del corazón del hombre debe expresar siempre nuestra admiración, súplicas y ruegos a Dios por Su persona, carácter, atributos y perfección. Creyendo que nuestras oraciones serán escuchadas, orando con fe tal como Jesús nos enseñó en Su oración modelo en Mateo 6:9-13. (Favor de ver estudio que hiciéramos sobre esto en el álbum “La oración”).

Asimismo es de mucha importancia que notemos en el versículo 28 que Salomón reconoce a “Jehová” como su Dios y Señor, y en el contexto lo dice con una expresión de alegría “oh Jehová Dios mío”. También podemos ver que cuando Salomón había terminado la oración y súplica al Señor, es como un «tipo» de Cristo, orando e intercediendo por Su pueblo antes Dios.

Finalmente, esta “Dedicación del templo” Salomón concluye la oración bendiciendo al pueblo para “que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos”; luego el rey junto al pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová, esa fue la primera ofrenda ofrecida en un culto colosal, allí en el templo, en Jerusalén, el lugar elegido por Jehová [2 Cro 7:12]. Esta dedicación fue hecha por amor y reverencia al Señor, celebrando la ocasión con un culto divino.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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