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18.03 Dónde se Hallará la Sabiduría

Este capítulo es considerado por muchos como el “Poema de la creación”, en el vemos el alto concepto que tenía Job de Jehová como el Creador del Universo, ya que en sus líneas podemos ver que hace un contraste maravilloso entre la capacidad técnica del hombre [vv. 1 al 11] y la sabiduría Dios [vv. 2 al 28].

No deja de asombrarnos este discurso donde pone de manifiesto que el hombre no posee la sabiduría verdadera para comprender la manera en la que Dios gobierna.

Pues bien, en este capítulo es mucho más que probable que Job ha de estar cansado de los ataques que han hecho sus tres amigos en su contra, quienes en vez de manifestar compasión por las muchas aflicciones que Job estaba atravesando, se convirtieron en jueces de las causas de todas sus calamidades, por eso es que la sabiduría que Job esperaba que sus amigos les mostraran era una sabiduría que en

realidad está más allá del entendimiento del hombre, es la sabiduría que proviene de Dios.

Este relato Job lo inicia tomando como el ejemplo la minería para hablar de la capacidad técnica del hombre [vv del 1 al 11]. Luego la narración continua con cuatro preguntas a las cuales él le dará respuesta en el mismo relato, estas son:

«Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?», [Job 28:12].

«¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?», [Job 28:20].

Es importante destacar que existen dos tipo de “sabidurías”, la humana y la de Dios; el apóstol Pablo lo expresa en 2 Corintios 2:5-8 «para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria».

La sabiduría es un atributo de Dios, y solamente Él la da; asimismo solamente puede ser hallada en Dios. Dice Job 28:13 «No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes», y esto da a entender el valor apreciable de la sabiduría, y la imposibilidad de comprarla a todo precio, ni el oro, el más valioso de los metales, ni la plata, el metal más usado para realizar las transacciones de compra y venta; no podrían usarse para adquirir sabiduría, pues ésta viene únicamente de Dios.

Definitivamente también es pertinente hacer mención de la inteligencia, y en este momento hablo de la que obtenemos a través de los estudios, las que nos da la universidad y por ende nos sirve de base para poder tener una vida profesional fructífera, lo que es muy bueno e importantísimo. Sin embargo ese tipo de inteligencia no nos hace sabio espiritualmente hablando, ya que no tiene al Espíritu Santo, por lo que esa inteligencia intelectual no nos acercará a Dios, con ella no podemos reconocer a Cristo como nuestro Salvador.

Finalmente Job llega al reconocimiento completo, de lo que tanto en aquel entonces como hoy es el fundamento básico de nuestra fe: «He aquí que el temor del Señor es la sabiduría Y el apartarse del mal, la inteligencia», [v. 28].

Amados hermanos y amigos “el temor del Señor” es el amor reverente a Dios por quién es Él, y lo que Él hace. Es tener reverencia por Su Palabra, y solamente así lograremos tener “sabiduría”, la cual es un atributo de Dios, y solamente Él la da.

Sabiduría significa: inteligencia, entendimiento, sabio; y debe ser un anhelo de todo cristiano que Dios nos la regale, ya que por lo tanto logramos “apartarnos del mal”, siendo ésta y el efecto del temor del Señor, a través del cual los hombres tienen un odio al pecado y por ende cuidado de no cometerlo. Mientras tanto, la inteligencia es un don de Dios, que está en la comprensión espiritual de las cosas divinas. En conclusión esto nos habla de comprender las cosas divinas, de tener cordura y ser prudente. Estas cualidades adornan a los que aman a Dios y se apartan del mal.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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