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19.07 Promesa #5 del Salmo 23

Si Jehová es mi pastor: «Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre», [Salmos 23:3b]

Esta segunda parte del versículo contiene una de las facetas de carácter de Dios con la cual es revelado y esta es “Jehová justicia nuestra” (Tsidkenu). Esta hermosa manifestación de Dios es corroborada con las sendas o caminos por los cuales Él conduce a los suyos, a nosotros Sus ovejas; esto es expresado en Juan 10:27 «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen».

Es que ciertamente hay un único camino, «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí», [Juan 14:6]; y ese camino es solamente el que nos puede llevar por “sendas de justicia”, las cuales están claramente definidas en la fuente de vida, la Palabra de Dios. Esto quizás deja con la inquietud a algunos de ¿qué es la justicia?, pues una de las acepciones según el diccionario RAE es el conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene, también dice que es el atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas.

Pues bien, para darles un sentido más completo de mis comentarios anteriores, Jesús es el pastor y también el camino, y Sus ovejas oyen Su voz y le sigue, es decir Él no tiene que empujarlas, pues confían plenamente en que Él las llevará a sendas de justicia; sus ovejas sabe que solamente deben caminar en Él, «y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres», [Juan 8:32]. Una vez el hombre que cree en Cristo es hecho libre mediante la ‘verdad’, así que continúa andando en los hermosos senderos de justicia, tal como dice Proverbios 8:20 «Por vereda de justicia guiaré, por en medio de sendas de juicio». Mis amado hermanos y amigos y allí llegamos a sendero final al camino de la “vida eterna”, donde viviremos con nuestro amado Señor para siempre. Él es fiel a Su Palabra tengamos por seguro que esa es la ruta de nuestras vidas, «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí», [Juan 14:6].

Dios nos guiará y acompañará ante todas las circunstancias de la vida. Cuando nos habla de “sendas de justicia” se trata de andar por el único camino que es Cristo y a través del consejo de su Palabra, nos motivará a que tomemos las decisiones correctas en este mundo de pecado, porque Él siempre estará con nosotros; Él es nuestro acompañante, realmente nuestro guía, quien nos conduce durante todo nuestro caminar en la fe, y lo hace con amor, nos lleva por sendas de misericordia y bondad. Pero vemos qué caballeroso es nuestro Dios, pues primero debe haber una intención en el corazón de aquellos que han decidido guardar su pacto y sus testimonios:

  • «Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas», [Salmos 25:4].
  • «Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios», [Salmos 25:10].

Vimos que en la primera parte de este versículo dice ‘Confortará mi alma’, y como habíamos dicho anteriormente esto nos habla de la ‘restauración del alma’, y cuando el Señor nos restaura somos hechos justos, haciéndose vida en nosotros el nombre de Jehová: Tsidkenu, que significa ‘Jehová justicia nuestra’. ¡Qué hermoso! Aquí puedo entender que esto nos habla de nuestra redención, y es que por el sacrificio perfecto de nuestro Señor Jesucristo ha sido restaurada nuestra relación con Dios «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él», [2 Corintios 5:21].

Amados amigos y hermanos, esta promesa va acompañada de una condición o razón, y esta es “por amor de Su nombre”, y es que seguir a Cristo solo se puede hacer por “amor a Él; amor de Su nombre; para su propia gloria y alabanza de Su gracia”. Sí, nos guía para que Su nombre sea glorificado. Porque le amamos y queremos agradarle haciendo Su voluntad siempre, andamos en las sendas de justicias por donde el Señor nos transita, y todo para que Su nombre sea exaltado.

El término hebreo «nombre» se refiere aquí a la reputación del pastor, de hecho en inglés el término nombre en muchas ocasiones se utiliza con ese mismo significado, y esto nos habla de la fidelidad de Dios, «porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios», [2 Corintios 1:20].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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