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19.16 Dios es Nuestro Amparo y Fortaleza

Este es un bellísimo Salmos 46 que nos habla de la protección de Dios y la victoria que Él nos da ante las circunstancias difíciles que nos acontecen, lo cual es una promesa que el Señor Jesucristo nos hiciera en Juan 16:33 «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo».

Algunos eruditos de la Palabra consideran este como un salmo profético; particularmente yo veo que en algunos versículos de este salmo podemos ver plasmadas situaciones que acontecen hoy en día las cuales nos llevan a refugiarnos en el Señor, pero asimismo podemos notar como otros versículos nos ponen en la perspectiva de verlo como un cuadro profético, ya que hace algunas referencias al reino milenial de nuestro Señor Jesucristo.

Pues bien, podemos mirar que el salmo inicia y concluye diciéndonos que Dios es nuestro ‘refugio’, y según el diccionario refugio es ‘lugar apropiado para acoger o amparar a alguien, sirviéndole de resguardo y asilo’. La palabra ‘amparo’ enfatiza más ‘Su protección’; mientras que la palabra ‘fortaleza’ nos habla de la fuerza interior que el Señor nos da para enfrentar las diversas tribulaciones que se nos presentan, dando esto como resultado final ‘la confianza plena en Dios’.

Ciertamente vemos que Dios es el amparo que siempre está cerca, esa protección divina que está disponible en todo tiempo. Él es Todopoderoso, y ante el reconocimiento de Dios como nuestro refugio ‘no temeremos’; aunque en estos últimos tiempos estemos mirando como la naturaleza muestra su poder manifestándose terremotos portentosos, tornados, ciclones, etc., en fin situaciones que solamente están bajo el control de Dios, por lo tanto no debemos temer, el Señor está con nosotros.

Asimismo, otra de las aflicciones que vemos hoy día son violentas conmociones civiles (provocadas por el hombre), como por ejemplo las matanzas de los cristianos en las tierras del oriente, así como las persecuciones de cristianos en algunos de nuestros países de occidente.

Leemos en el versículo 4 «Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios. El santuario de las moradas del Altísimo». Ese río nos habla de la Palabra, de Dios, sí amados hermanos y amigos, sabemos que la Biblia nos da palabras de consuelo y fortaleza para momentos tan difíciles como estos, es por ello que debemos leerla, escudriñarla, ponerla por obra y atesorarla para que nuestro ser esté inundado de las promesas de Dios, y seamos fortalecidos en las diversas pruebas y salir victoriosos, tal como Jesús venció con el “escrito está”, [Mateo 4:1-11].

Llegamos a uno de los versículos proféticos de este salmo y dice “Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana” (vv. 5). Aquí se nos lleva a la visión de contemplar el esplendor y quietud de la santa ciudad celestial; que hermosa bendición, ese es nuestro anhelo, deseosos estamos porque llegue ese momento.

Me llamó tanto la atención el versículo 6 que dice «Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra», pues justamente hace par de horas vi un vídeo que presentaban las grandes catástrofes naturales que han acontecido en lo que va de año, y vi escenas donde la tierra parecía derretirse literalmente, e inmediatamente pensé en “Dios creó la tierra con Su Palabra, igual al oír Su voz desaparece o cambia por completo la situación”, es decir yo entendía que Dios le dijo a la tierra que cesara esa situación y la tierra detuvo su derrumbamiento; y hermanos, asimismo acontecen con situaciones personales en nuestra vida, donde Dios se manifiesta con uno de sus nombres y atributos “Jehová de los Ejércitos”, y Su presencia significa terror para nuestros enemigos y seguridad, protección divina para nosotros.

Otro versículo con el cual podemos considerar profético este salmo es Salmos 46:9 «Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego» (vv 9). Cristo, es el Príncipe de la paz y tiene la potestad de hacer cesar la guerra que Él desee, pero aquí nos habla de que cesará la guerra en toda la tierra, entonces esto nos invita a vislumbrar el reino milenario, tiempo que ya no habrá más guerra.

Ahora llegamos a unos de los versículos que se ha hecho rhema en mi, y que ha sido fundamento de muchas de las ocasiones de mi vida Salmos 46:10a «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios» Reconocer que Él es Dios Soberano e Omnipotente. Nuestro amado Señor es inmutable en Su naturaleza, por eso cumple Sus promesas, y si nos dice “esperas y verás”, debemos hacer caso y dejar que Él actué. Un ejemplo bíblico es la ocasión en que Jesús y sus discípulos iban en la barca y una gran tempestad les azotó, y las olas cubrían la barca, y fue tal el temor de los discípulos que desesperados despertaron a Jesús diciéndoles “¡Señor, sálvanos que perecemos!” y Él calmó la tempestad, los vientos obedecieron al oír Su voz [Mateo 8:23-27]. Ante nuestra necesidad de la protección del Señor debemos estar quietos y esperar; no crean, yo he tenido que ir aprendiendo paso a paso a vivir este versículo, a veces me he quemado en la prueba, pero cada vez lo he ido poniendo en práctica más y más, y la verdad veo la mano de Dios obrando en mi de manera maravillosa.

Dice en Salmos 46:10b «Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra»; esta porción a mi entender es profética, pues no obstante mientras Jesús estuvo en la tierra fue despreciado, rechazado y crucificado; hoy Él está sentado a la diestra del Padre y siendo exaltado en el cielo; pero esperamos Su venida, el establecimiento de su reino y allí Él será Rey sobre toda la tierra, será exaltado a lo sumo, «Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre», [Zacarías 14:9].

Este salmo inició con la palabra refugio, así también concluye «Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah» (vv.11b). Recordemos lo que dice en Génesis 35:10 «Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel». Es decir que nuestro refugio es el Dios de Israel, del pueblo hebreo, a quien libró con mano poderosa de sus enemigos. Hemos leído como Dios sacó al pueblo de Israel de forma maravillosa, milagrosa y sobrenatural, manifestando en Egipto 10 plagas; librándoles de la esclavitud de Egipto; abriendo el mar Rojo; los sostuvo en el desierto, etc. Ese mismo Dios nos protege hoy día a nosotros. Gloria a Dios que gran bendición, «Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó», [Romanos 8:37].

Otro asunto a considerar es la palabra ‘selah’ la cual es una nota para el canto, y que indicaba pausa o elevación de voz, siendo traducida como ‘Pare’; así que detengamos a pensar qué Dios tan maravilloso tenemos, el cual tiene amor inagotable hacia cada uno de nosotros.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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