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23.04 Esperanza en el Mesías

En el mundo antiguo era común que el rey que ascendía al trono tomara para si un nombre con el cual fuera reconocido, y ese nombre podía estar conformado por un conjunto de 5 títulos que atestiguaban las diferentes cualidades que poseía ese rey.

Dice Isaías 9:6 «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz». Aquí encontramos una de las más hermosas profecías de este libro, la cual ha tenido un cumplimiento parcial, puesto que ciertamente nuestro amado Señor Jesucristo vino al mundo como el Hijo de Dios; fue el más majestuoso regalo que Dios le diera al mundo, «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él», [Juan 3:16-17].

Con respecto a la segunda parte de esta profecía donde habla de los atributos de la “Deidad” del Señor Jesucristo, la misma no se ha cumplido en su totalidad, pues nosotros los que creemos en Él como nuestro Salvador, creemos y sabemos que como Dios Todopoderoso que Él es, ciertamente Su “nombre” es un conjunto de Sus características esenciales, como Dios-Hijo; sin embargo también sabemos que todas esas cualidades o atributos serán puestas de manifiesto en “Su segunda venida”; pues recordemos que «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron», [Juan 1:11], de este tema hablaremos más adelante.

Amados hermanos y amigos, el reinado de nuestro Señor Jesucristo será establecido después que Él vuelva y sean completadas todas las acciones que han sido profetizadas, «Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas», [Amós 3:7]. ¿Estás listo esperando al Señor Jesús?

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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