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23.07 Las Caídas de Lucifer

Continuamos con nuestros comentarios sobre Lucifer, el querubín caído, a quien luego se le da los nombres de: a) Satanás, nombre hebreo cuyo significado es adversario, enemigo (Strong H7854); b) diablo, nombre griego que significa calumniador (Strong G1225).

En los relatos mencionados, Isaías 14:12-14 y Ezequiel 28:12-19, podemos ver que ambos están dirigidos a reyes terrenales no obstante las analogías o figuras que están descritas allí trascienden a cualquier rey que existiera en esta tierra y están directamente dirigidas a Satanás, cuya intención principal era ocupar el lugar de nuestro Dios Todopoderoso, por tal motivo arrastró a una tercera parte de los ángeles para que les sirvieran, esto lo podemos leer en Apocalipsis 12:4 «y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra…».

Lucifer fue condenado debido al pecado de ‘orgullo y soberbia’ que surgió de su propio corazón «sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido», [Santiago 1:13]. Al leer esto me pone a pensar en las tantas ocasiones en que hemos sido orgullosos y soberbios.

El destierro de Lucifer inició en el Monte de Dios y continuó hasta llegar al Seol, sin embargo en el libro de Apocalipsis nos habla de su morada temporal y el destino final de Satanás; esas dos caídas donde será arrojado son:

1) Abismo: «Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo», [Apocalipsis 20:1-3].

2) Lago de fuego: Lugar donde también irá a parar todo aquel que no ha aceptado a Jesucristo como su Salvador o aquellos que aparentaban conocerle pero con sus hechos mostraron lo contrario. «Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos», [Apocalipsis 20:10], «Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego», [Apocalipsis 20:15].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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