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Para la ilustración que les presento sobre los versículos de Jeremías 3:19 y 22 he tomado como base la versión de la Biblia Nueva Traducción Viviente, hermosa versión.

Con respecto a estos versículos podemos ver lo siguiente:

a) Jeremías 3:19: Este versículo habla del anhelo del corazón de Dios de llamar a los israelitas ‘hijos’.

b) Jeremías 3:22a: Dios invita al pueblo a convertirse de sus malos caminos.

c) Jeremías 3:22b: Vemos cómo el pueblo acepta la invitación de Dios y se arrepiente de sus pecados, y así puede llamar a Dios “Padre Mío”. Con respecto a este mi comentario, traté de escudriñar este versículo lo más exhaustivamente posible, y ciertamente a mi entender esta expresión la está diciendo Jeremías, colocándose en el lugar del pueblo. Si algunos de los estudiosos de la Palabra tienen una opinión que dar al respecto, favor de hacerlo. De todas maneras les aclaro que mis comentarios van a aplicar esto al día de hoy, como si fuera un pecador arrepentido quien expresa ese versículo.

Jeremías 3:19 inicia con “Me dije a mí”, sí, Dios habla consigo mismo, estaba pensando y ese es un acto hermoso tal como Él dice Jeremías 29:11 «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis».

Pues bien, el anhelo de Dios era poder llamar “Hijos” a los hombres de Su pueblo elegido, Israel «Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo», [Oseas 11:1], pues vemos en este versículo que Él llama ‘hijo’ al pueblo de Israel, sin embargo ningún israelita llamaba a Dios ‘Padre’, y Él anhelaba darles la paternidad a cada uno de los israelitas, por quienes hizo todo para mostrarles Su amor, los sacó de Egipto con milagros y prodigios; los condujo por el desierto, y nunca el sol les agotó ni la oscuridad los entorpeció, pues sobre ellos puso una nube de día que les cubriera del sol, y una columna de fuego que les alumbrara de noche. Sus vestiduras y zapatos crecían conjuntamente con ellos; le envió comida del cielo, sustento que los alimentó de manera tal que nunca enfermaron. Todo lo que Dios les proveyó durante los 40 años que anduvieron errantes en el desierto, es responsabilidad que debe asumir un padre ‘natural’ a cada uno de sus hijos menores; aun así los israelitas nunca consideraron a Dios ‘su Padre’.

Jehová dice que “sólo quería darles esta hermosa tierra”, y esa es la promesa que hizo a Jacob (Israel) en Génesis 28:15, la cual hoy es extensiva a nosotros el ‘Israel espiritual’. Esa tierra es tan hermosa que Dios, el Creador del Universo, dice que es ‘la posesión más maravillosa del mundo’, aún es la tierra deseable, de donde emana leche y miel, y es la herencia de los hijos de Israel.

Pues bien, Dios continúa diciendo “Esperaba con anhelo que me llamaran Padre”, y que maravilloso lo que dice Romanos 8:15 «Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!» . Amados hermanos y amigos, ese continúa siendo el anhelo de Dios hoy día, “que nosotros le llamamos Padre”; por eso es que Él dice “y quise que nunca se alejaran de mí”, pero sabemos que debido al pecado de Adán y Eva se interrumpió nuestra comunión con Dios, y por tal razón es que el crea el plan de redención, y «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna», [Juan 3:16].

Luego Dios hace la invitación y les dice a los israelitas “Vuelvan a mí, hijos descarriados dice el Señor”, y por eso que a todos los que creyeron en Jesús, “les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” [Juan 1:12]. Esa invitación también iba acompañada de una acción por parte de Dios, por lo que dijo: “y les sanaré el corazón extraviado”. Es que Dios aborrece el pecado, para estar delante de Su presencia debemos obedecerle, adorarle, no tener otros dioses, etc., en fin arrepentirnos de sus malos caminos, esto señala a la salvación del pecado que Jesús hizo por nosotros. En fin, esto solamente puede alcanzarse mediante la aplicación de la sangre de Cristo. Solamente podemos llamar a Dios Padre Mío, a través de Cristo.

Que hermoso privilegio tenemos nosotros amados hermanos y amigos, que somos llamado “hijos de Dios”, nunca antes en el Antiguo Testamento podemos encontrar a hombre alguno a quien Dios le llamara hijo, ni siquiera a David “el hombre conforme al corazón de Dios”, a él Dios le llamó “mi siervo”, a Abraham le llamó “amigo”; pero nosotros somos “sus hijos” y Él es nuestro Padre, tal como dijera Jesús en Mateo 6:9 “Padre nuestro”. Nuestro amado Señor Jesucristo, está en el cielo y Él nos dijo en Juan 14:1-3 «No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy». Muy pronto Jesús viene a buscarnos ¿Estás listo/a?

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

1 comentario en «24.01 Padre Mío»

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