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24.03 El Corazón

Hemos llegado a un relato que muchas ocasiones al inconverso, en otras a los legalistas, o uno que otro creyente, le resulta cuesta arriba admitir, y se trata «de la maldad en el corazón del hombre».

El corazón es la esencia del ser humano, la conciencia del hombre. Desde que nacimos hemos estado inclinados al pecado. Ciertamente al hombre generalmente se le ha hecho difícil entender «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?», [Jeremías 17:9]. Algunos se han atrevido a decir, “quien mejor que yo me conozco, y se que soy bueno y honesto”.

Cuando se habla del ‘corazón’, en este caso es relativo al parte interna del asiento de nuestras emociones, es decir que donde se piensa, siente y actúa. En su estado corrupto y caído, el corazón es lo más engañoso que existe, tal como dicen muchos versículos bíblicos, entre ellos:

 

  • «Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros», [1 Juan 1:10].

 

  • «… y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos», [Eclesiastés 9:3b].

 

  • «Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias». [Mateo 15:19].
  • «¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?», [Pro 20:9].

Recordemos que desde el momento en que Adán y Eva pecaron entró con esto el pecado, por lo que desde ese entonces el corazón del hombre ha estado inclinado a la maldad, entiéndase con esto: mentiras, engaños, perversidad, odio, etc. Evidencias de esto lo vemos con las mentiras de Adán y Eva; y el pecado de Caín al matar a su hermano Abel, por lo que más adelante vemos la contaminación hacia la humanidad «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal», [Gén 6:5].

Cuando la Biblia dice que el corazón del hombre es “perverso”, traducción de la palabra hebrea Anash (h605) que significa estar enfermo, debilitado, incurable, perverso. Es importante que mencionemos que el sentido del uso de la traducción queda más claro gracias al contexto; en conclusión, me atrevo a decir que la severa declaración de perverso está orientada a un estado enfermizo e incurable, tal como lo es el pecado, el cual solamente es borrado por medio de la sangre de nuestro amado Señor Jesucristo «pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado», [1 Juan 1:7].

En fin, el versículo 9 de este relato concluye con una pregunta y esta es relativa ¿quién conocerá el corazón del hombre?, y la respuesta a esta pregunta es dada en el versículo siguiente, “Yo Jehová”; si, el corazón es un misterio hermético, que sólo Dios puede comprenderlo, ya que es Él quien lo escudriña. Dios quien es omnisciente examina exhaustivamente la mente del hombre, o sea cada uno de sus pensamientos. Él no solamente lo “escudriña”, sino que también “prueba” el hombre al conocer y discernir sus pensamientos y las intenciones de su corazón.

Mis amados hermanos y amigos, Dios nos ha dado dos caminos a escoger «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan», [Mateo 7:13-14], ese camino es nuestro amado Señor Jesucristo, «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí», [Juan 14:6].

 

Todos nosotros los que hemos aceptado a nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, hemos nacidos de nuevo, somos portadores de un nuevo corazón, y acá estamos preparándonos para nuestro encuentro con el amado, donde un día nos llamará a cuentas y juzgará a cada hombre, ¿estás listo/a?

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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