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3.08 La Fiesta de la Pascua

Deseo dar por concluido los pocos comentarios que puede emitir con respecto al libro de Levítico hablándoles un poquito con respecto a las siete fiestas del pueblo de Israel establecidas por Dios y citadas en el capítulo 23 de ese libro, las cuales son llamadas “Las Fiestas del Señor”, siendo estas:

  1. La fiesta de la Pascua [Lev 23:4-5].
  2. La fiesta de los Panes sin Levadura [Lev 23:6-8].
  3. La gavilla de las primicias [Lev 23:9-14].
  4. La fiesta de Pentecostés [Lev 23:15-21].
  5. La fiesta de las Trompetas [Lev 23:23-25].
  6. El día de la Expiación [Lev 23:26-32].
  7. La fiesta de los Tabernáculos [Lev 23:33-44].


Estas celebraciones son de suma importación para los Israelitas, pero también para nosotros por supuesto desde una perspectiva espiritual, debido al significado que tienen en la trayectoria del caminar de la fe de todos los creyentes.

LA FIESTA DE LA PASCUA [Lev 23:4-5]: la Fiesta de la Pascua, la cual aparece en detalle en Éxodo 12, y que ya hemos leído todos los que estamos participando en esta preciosa aventura de la lectura de la Biblia de forma cronológica.

Esta fiesta representa la salvación del pueblo de Israel por medio de la sangre del Cordero, colocada en los postes y dinteles de las puertas de cada casa de los Israelitas. En sentido espiritual para nosotros es “símbolo del inicio de nuestra vida cristiana”, a través de la salvación que el Señor nos ha dado al aceptar su sacrificio por nuestros pecados y por ende a Él como nuestro Señor y Salvador.

Dios les dijo a su pueblo la manera como deberían comer el cordero en Éxodo 12:11 «Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová». Con esto les estaba anunciando que debían estar preparado porque estaban próximo a iniciar un viaje, la salida de Egipto. Estos versículos a nosotros los creyentes, espiritualmente nos habla de que tan pronto aceptamos a nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador iniciaremos un viaje espiritual, por lo que debemos estar preparados para dejar a Egipto “el mundo”, y así se hace vida lo que dice Juan 3:16 «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna».

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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