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Nahúm fue un profeta cuya profecía solamente tiene un tema y este es “El Juicio de Nínive”, la capital del imperio asirio. Asiria era un pueblo terriblemente brutal en sus conquistas, había destruido a Samaria, capital del reino del norte, Israel, en 722 a.C. utilizando para esto atrocidades inimaginables.

Este profeta cuyo nombre en hebreo significa ‘consolador’, realmente hizo alusión a su nombre ya que esa ocasión Nahúm le dijo a Judá, reino del sur, que buscara un mensajero que llevara la noticia de la pronta caída de Asiria, «He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo», [Nahúm 1:15].

150 años atrás Dios había enviado al profeta Jonás a advertir a Nínive de que se arrepintiera de sus malos caminos, en esa ocasión todo el pueblo se arrepintió;

pero ahora nueva vez ellos se volvieron a sus perversidades, peor aún que las del pasado, siendo despiadadamente violentos y crueles, por lo que Nahúm declara el juicio de Dios contra Nínive, la capital de Asiria.

Amados amigos y hermanos, Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy y siempre; es Dios de oportunidades, pero a su vez de justicia; y esto lo podemos recordar con lo que dice Nahúm 1:3 «Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies».

Pues bien, Dios le dijo a Jonás que llevara un mensaje de juicio a Nínive, Jehová había dicho que la destruiría si no se arrepentía, al rey escuchar la profecía creyó y promulgó un decreto para que todos ayunaran, clamaran a Dios y se volvieran de sus malos caminos. y así lo hicieron. Después de ese gran avivamiento, como nunca más se ha visto, un pueblo entero volverse a Dios; resulta chocante ver ahora como se había apartado, apostatando del glorioso evangelio que un día conocieron; por lo que Dios que aborrece el pecado le envía un nuevo mensaje de “su destrucción”; y pudiéramos decir que ese mismo es el mensaje que nos envía a nosotros hoy, me acuño en lo que dijera el hermano Paul Washer “el Evangelio no es salvación para todos, sino para los que creen. Para los demás es una sentencia de muerte”. Mis amados, tenemos un Dios misericordioso que espera que todos los hombres se acerquen a Él, tal como dice Santiago 4:8 «Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes».

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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