Saltar al contenido

Encontramos en Hageo un hermoso libro de “acción”, el cual nos narra las diferentes exhortaciones que el profeta da al pueblo para que termine de reconstruir el templo de Dios, según el decreto del rey Ciro de Persia, quien tomó un grupo de los judíos exiliados en Babilonia y los envió de regreso a su tierra, Jerusalén, para reconstruir el templo.

El primer grupo de judíos salieron del exilio lo hizo bajo el liderazgo de Zorobabel, gobernante del pueblo, quien nació durante la cautivad del pueblo judío en Babilonia, de hecho su nombre significa “descendió a Babilonia”, es decir que era un nombre pagano. Pero es interesante notar que el nombre de su padre es “Salatiel”, es un nombre hebreo que significa “le pedí a Dios en oración”, o sea que la oración imperaba en toda esa situación.

Zorobabel era nieto de Joaquín, rey de Judá, es decir que era del “linaje de David” [1 Crónicas 3:19].

El nombre de Zorobabel está registrado en la genealogía de Jesús por parte de José en Mateo 1:12; así como por el lado de María en Lucas 3:27. También es bueno destacar que por medio de Zorobabel queda reanudada la línea mesiánica, la cual se podría considerar interrumpida debido al exilio, pero gloria a Dios que no fue así, «En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos», [Hageo 2:23].

Pues bien, a la salida del exilio el pueblo estaba muy esperanzado por la obra encomendada, no obstante debido a las muchas adversidades, entre ellas dificultades económicas para satisfacer sus necesidades; el pueblo estaba muy desanimado ya que la reconstrucción del templo había sido detenida por más de una década; por lo que Dios levanta al profeta Hageo para exhortar al pueblo, a Zorobabel, líder civil; y a Josué, el sumo sacerdote, a que ellos den el primer lugar a Dios en todo y les animará a continuar el proyecto de reconstrucción.

A pesar de los grandes desafíos que sirvieron de muro para continuar con la reconstrucción del templo, los judíos comenzaron a obedecer a Dios apartándose de su pereza e irresponsabilidad; gracias a las promesas dada por Dios a través de Hageo. Así estos hombres comienzan a recibir las hermosas bendiciones para sus vidas y las provisiones necesarias para la reconstrucción del templo; labor que más adelante fue completada sabiendo ellos que «La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos», [Hageo 2:9]. A pesar de ese templo no tener la hermosura que el que construyera Salomón, fue mucho más importante pues allí se hizo la presentación de nuestro amado Señor Jesucristo, tal como fue profetizado en Hageo 2:7 «y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos». Esta profecía fue cumplida en Lucas 2:21-38 (Presentación de Jesús en el templo).

Amados hermanos y amigos, la verdad que este pequeñito libro nos da tantas enseñanzas maravillosas, entre ellas:

a.  Dar el primer lugar en todas las cosas, tal como dice Mat 6:33 «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas».

b.  Obedecer a Dios: Muchas de las situaciones angustiantes del pueblo fue debido a su desobediencia a la Palabra de Dios, recordemos que “el obedecer es mejor que el sacrificio”, [1 Samuel 15:22].

c.  Dios anhela una verdadera adoración en Su templo: Nosotros somos templo Dios tal como expresa 1 Corintios 3:16 «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» Vemos que los judíos que regresaron del exilio ya no eran idolatras, siendo esa la causa que le había llevado al cautiverio. Algo similar nos sucedió a nosotros, fuimos sacado del mundo a través de aceptar a Cristo como nuestro Salvador, es decir que hemos nacido de nuevo y debemos buscar la santidad y la pureza en nuestros corazones y ser esos adoradores que Dios busca, Juan 4:23 «Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren».

d. Dios está con Su pueblo siempre, en tiempos de bondad y de adversidad: «Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides», [Deuteronomio 31:8].

e. Nos invita a ser hombres y mujeres de oración pero también de acción: Vemos como Dios les da un mandato al pueblo en Hageo 1:8 «Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová». Aquí el Señor les manda a “subid”, eso demanda esfuerzo y determinación – “traed”, eso demanda esfuerzo y energía – “reedificad” eso requiere esfuerzo, voluntad, responsabilidad, obediencia y pasión por ver el proyecto completado. Todo el mandato requiere de acción. Muchas veces deseamos ser cristianos pasivos, oramos pero no actuamos en fe para que las cosas sucedan; es algo así como orar pasar con buenas calificaciones un examen, pero no estudiar para el mismo.

Les sugiero volver a leer este libro con detenimiento pues apenas son dos capítulos, y estoy segura que han de encontrar maravillosas verdades que impactarán sus vidas

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *