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4.01 El Voto Nazareo

El “voto de los Nazareos” tenía que ver con los hombres que habían sido “apartados o consagrados para Dios”, los cuales podía ser escogidos por Dios, dedicados por sus padres o hacerlo de forma voluntaria. Siendo el objetivo principal mantener comunión con Dios.

La Biblia nos muestra que dos hombres fueron dedicados para Dios, uno escogido por Dios, otro por decisión de su madre, estos fueron Sansón [Jueces 13:3-5] «A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos». Sansón era figura de Cristo que vino a consagrarse para salvar a los suyos, ese era el propósito, aunque después como hombre falló, cosa que Cristo nunca hizo, pero Sansón se arrepintió.

El otro hombre dedicado por su madre fue Samuel «E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza», [1 Sa 1:11]. Samuel es figura de Cristo como Sacerdote y Profeta.

Un tercer ejemplo, inferidos por muchos teólogos por su testimonio de vida, es Juan el Bautista, considerados por muchos como un nazareo voluntario.

Pues bien, recordemos que en el huerto del Edén, Adán y Eva mantenía una estrecha comunión con Dios, la cual se perdió producto del pecado. No obstante el inagotable amor de Dios por los hombres hizo que Él creara un plan para la redención del hombre a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Ese plan inició con los patriarcas, primero llamó a Abraham como el Padre de la nación de Israel y luego continuó con Moisés, quien sería su libertador, y a quien instruyó para la construcción del Tabernáculo, lugar donde Dios habitaría en medio de Su pueblo, siendo esto el inicio de una mediana comunión con Dios, puesto como sabemos el Tabernáculo estaba dividido en tres grandes áreas, siendo estas:

El Atrio: Este era el patio donde se hacían todos los sacrificios. Allí podía entrar el pueblo, siendo este lugar figura del cuerpo del hombre y del Espíritu Santo.

El Lugar Santo: Allí solamente podían entrar los sacerdotes. Siendo este lugar figura del alma del hombre y de Jesús.

El Lugar Santísimo del Tabernáculo, donde estaba la misma presencia de Dios solamente podía entrar el Sumo Sacerdote en representación de todos los hombres. Siendo esto figura del espíritu del hombre y de Dios Padre. Este era el lugar de íntima comunión con Dios.

El Tabernáculo ya lo hemos estudiado, por lo que les recuerdo que la única manera de acercarse el hombre a Dios sería a través del “sacrificio de animales”, siendo estos figura de nuestro Señor Jesucristo, quien un día vendría a ser el sacrificio para siempre por todos los pecados de los hombres. Que bueno con el sacrificio y resurrección de nuestro amado Señor Jesucristo, el velo del templo fue roto, y hoy todos nosotros tenemos acceso al Padre, a entrar en el Santísimo lugar, «Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron», (Mt 27:51).

Volviendo a nuestro tema del “Voto Nazareo”, quienes se comprometían con el mismo debían cumplir con tres obligaciones durante mantuvieran el voto, y estas son:

  1. Se abstendrá de vino, sidra y licor y tampoco podían comer uvas frescas ni secas: Esto nos habla de dos cosas, primero ese tipo de vino es símbolo del gozo terrenal y de alegrar el corazón de manera ficticia. El nazareo debía encontrar su alegría únicamente en el Señor. Y segundo nos habla de una dieta especial, tendrían limitaciones en su vida para mantenerse sin contaminación y que su cuerpo esté sujeto a lo establecido por Dios.
  2. No cortarse el cabello: Esto los identificaba ante la sociedad de que estaban apartados para Dios. Era algo externo que le hacía ver a todos de que estaban apartados para Dios por tanto debía vivir consagrado para Él. Esto nos habla de nuestra apariencia física, la cual debe decir que somos cristianos, ya sean vistiéndonos con decoro, andando con pulcritud, no diciendo palabras descompuestas, ni haciendo cosas que manchen nuestro testimonio, y que por lo tanto desagrademos a Dios y seamos piedras de tropiezos para otros.

También es bueno mencionar lo que dice 1 Corintios 11:14 «La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?» Con esto entiendo que podemos considerar que por amor a Cristo debemos estar expuesto a que se nos mire con deshonra por ser diferentes a los del montón, a los que rechazan a Jesús. A pagar el precio hasta con sufrimiento de vivir una vida agradable a Dios y no al mundo.

  1. No podía tocar un cuerpo muerto: En el Antiguo Testamento esto era símbolo de contaminación e inmundicia. Hoy esto nos habla de no contaminarnos con el pecado evitando relacionarnos con agentes que nos induzca a pecar, ya sean amistades, programas de televisión, revistas, lugar no aptos en internet, posibles malas costumbres que se pueden convertir en dependencias para nuestras vidas. Debemos cuidarnos de nuestra manera de hablar, debemos cuidar lo que vemos y lo que escuchamos, pues todo cuando hacemos y somos debe agradar a Dios. Recordemos que debemos evitar las tentaciones, para no provocar luchas internas o batallas en nuestras mentes, producto de mantener asociaciones o relaciones con personas o cosas no agradables a Dios.

Estamos claros de que somos pecadores, pero también sabemos que el practicar el pecado ya no es una costumbre en nuestras vidas. Leamos lo que dice 1 Juan 1:8-10 «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros».

Es interesante lo que dice Número 6:9 «Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá». Era necesario que presentaran varias ofrendas, así como también ante el sacerdote. Aquí la palabra que llamó mi atención es “súbitamente”, es decir repentinamente, si el pecado llegara de forma repentina a nuestras vidas, debemos confesarlo inmediatamente, y presentarnos delante de Dios, para que así la sangre de Cristo nos lave y nos purifique, «El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia», [Pr 28:13].

Mis amados hermanos y amigos, hoy día todos los que hemos aceptados a Jesús como nuestro Salvador, es decir todos los llamados cristianos hemos sido “dedicados a Dios”. Aunque estamos expuestos a un mundo contaminado, lleno de inmundicia y corrupción, tenemos al Espíritu Santo que nos redarguye de pecado, pero a la vez tenemos un abogado que pelea nuestra batalla, lo único que debemos hacer es acércanos ante el trono de la gracia, confesar nuestros pecados, pedir perdón, Jesucristo es nuestro abogado, recordémoslo siempre «Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo», [1 jn 2:1].

Nosotros como creyentes anhelamos vivir una vida orientada plenamente a la ‘santidad’, «Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor», [Heb 12:14]. Estamos llamados a vivir una vida en intimidad con nuestro Dios, y a Él solamente debemos acercarnos con un corazón lleno de amor, arrepentido, contrito y humillado.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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