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43.19 Testigos de Cristo

La Biblia dice: «No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación», [Deuteronomio 19:15]. 

«Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos», [1º Timoteo 5:19].

Tanto en la época judía del nacimiento físico de Jesús como en la actualidad los testigos son las personas honestas de suficiencia y probidad para dar testimonio de la observancia de un caso en particular y deponer en favor o en contra del procesado.

Aunque en este pasaje Jesús no estaba siendo procesado, Él considera necesario presentar a los testigos que pueden confirmar que Él es el ‘Mesías esperado’, y aquí Él nos presenta a los cinco testigos a favor, y vemos que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento era necesario presentar “dos o tres testigos”.

Los cincos testigos presentado en el Evangelio de Juan 5:30-47, son:

  1. Dios [vv. 31-32]: Dice “Otro da testimonio de Mí”, refiriéndose esto a que es alguien con la misma Deidad que Él, hablando específicamente de Dios mismo. Sí, Dios mismo dio testimonio de Jesús. Asimismo también lo hizo en el Antiguo Testamento, habló Dios a través de ‘los profetas’ del nacimiento, ministerio, crucifixión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo.
  2. Juan el Bautista [vv. 33-35]: Aunque Jesús y Juan el Bautista eran primos, éste último no sabía que Jesús era el Mesías, el Cordero de Dios, hasta que el mismo Dios se lo reveló al momento de bautizarle, tal como dice Juan 1:33 «Y yo no le conocía, pero Él que me envió a bautizar en agua me dijo: «Aquel sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre Él, éste es el que bautiza en el Espíritu Santo». (El relato completo de este tema lo podemos leer en Juan 1:29-34.
  3. Las señales [vv. 36-38]: Definitivamente que todos los que presenciaron los milagros y señales, debían de sorprenderse y entender que solamente los mismos nada más podían ser hechos por aquel que venían de parte de Dios. Jesús les llamó a los milagros o señales “las obras que el Padre le envió a hacer”, por lo tanto, esas señales fueron hechas por misericordia hacia los Suyos (su propio pueblo), pero a su vez muestran Su poder, voluntad y majestad.
  4. Las Escrituras (La Biblia) [vv. 39-44]: Los judíos escudriñaban la Ley, pero sin embargo, no reconocieron a Jesús, al ‘Mesías esperado’; a Aquel del que hablaban cientos de profecías en el Antiguo Testamento. Esto nos dice mucho, rechazaron a Jesús porque no leían la Palabra de Dios con el corazón, si no como se lee un libro cualquiera. Lo leían para buscar argumentos y fundamentar la propia teología que ellos habían hecho, con las cuales señalaban las debilidades y defectos de otros, así como violaciones a leyes que ellos mismos habían definido. Por lo tanto, rechazaron al Señor, donde *“La misión de la Escritura no es dar la vida, sino señalar al Que la da”, *(William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento pag. 414).
  5. Moisés [vv. 45-47]: El gran líder y libertador del pueblo de Israel, considerado como el héroe fundador del “judaísmo”, habló de Jesús. Las evidencias de que Jesús es el Mesías esperado fueron plasmadas en los escritos de Moisés, esos documentos valiosos que preparaban el camino de Cristo. Los judíos leyeron tanto esos documentos, pero aun así no creyeron, sin embargo, lo importante es que Moisés ciertamente fue testigo de Cristo.

Es bueno mencionar que algunos de esos testigos hoy siguen continuamente dando testimonio de Él, siendo estos testigos, Dios y la Biblia. Dios continua siendo el testigo principal y Su Santa Palabra, nos da testimonio día a día de nuestro Amado Jesús.

Hermanos, clamemos a Dios para que siempre tracemos bien la Palabra de Verdad, y que sea esclarecido nuestro entendimiento para no ser confundidos en estos tiempos tan desconcertados y turbulentos, y así estemos listos para la pronta Venida del Señor Jesús, la cual está muy cerca.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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