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43.29 Ríos de Agua Viva

Este hermoso acontecimiento sucedió durante una de las tres grandes fiestas que Dios ordenó celebrar a Su pueblo, llamada Fiesta de Los Tabernáculos, (fiesta de la cosecha, fiesta de las Cabañas o Tiendas). Como sabemos en esa fiesta se conmemora la salida de Egipto del pueblo Israel.

Al momento de Jesús decir las palabras del pasaje antes mencionado, esa fiesta había llegado ya a su séptimo día, es decir la fiesta estaba por terminarse, siendo ese el día más solemne de todos.

Conozcamos un poco del ritual realizado durante esa festividad. En ese entonces se tenía por tradición hacer un acto de procesión y así acompañar al sacerdote hasta el estanque de Siloé para llenar de agua un jarrón de oro el cual luego se vertería en el altar del templo, esto hacía referencia a la esperanza de una buena cosecha.  Al acercarse a la puerta del templo otro sacerdote tocaba la trompeta tres veces, esto servía de señal del regocijo festivo del pueblo, teniendo en cuenta el pasaje de Isaías 12:3 «Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación».

Continuando con nuestra historia, Jesús sabía que la sed del hombre no sería saciada con el agua vertida por los sacerdotes en el templo, es por eso que declaró una verdad bíblica, que Él podía dar al hombre el agua viva, de esa agua de vida eterna, como dicen las Escrituras, pues la misma está llena de una verdadera vida, ya que la Palabra de Dios es vida en abundancia.

El mundo está sediento, y por ello en aquella ocasión Jesús invitó a los que tuvieran sed a que vinieran a Él, eso les dijo a la multitud que estaba allí, ya fueran creyentes o no; así también a los líderes judíos que deseaban matarlo y a los alguaciles que buscaban arrestarlo.

 Hoy igual que antes, Él sigue invitando a todos los hombres, sin excepción alguna, pues Su amor alcanza para todos. Él dice en Juan 4:14 «Mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna».

Amados hermanos y amigos, tomemos pues de la única agua que mitiga la sed, recurramos a la fuente inagotable, «y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo», [1 Corintios 10:4].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

 

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