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43.42 Parábola del Redil

Hoy iniciamos uno de los más importantes y hermosos capítulos del Evangelio de Juan, el capítulo 10.  En esta ocasión tenemos una maravillosa parábola que nos regala el Señor Jesús, en la cual Él se nos presenta como ‘el pastor de las ovejas’, identificándose Él con ese oficio humano o trabajo natural, pues es el que mejor representa la labor espiritual que hace con nosotros.

En el Antiguo Testamento vemos cómo Dios se presenta con cierta frecuencia como ‘pastor’, y el pueblo como Su rebaño. La palabra “pastor” viene del griego, significando apacentador, que es aquel que dirige, cuida, atiende, alimenta y protege un rebaño. Jesús utiliza esto para identificarse como nuestro pastor espiritual.

Asimismo, nos presenta a nosotros los cristianos como ‘ovejas’, metafóricamente hablando, esto debido a la similitud de las características de ese animal con el hombre.  Veamos algunas las características de una oveja:

  • Mansa: No se defiende (humildad), necesita protección. Se deja atar y esquilar.
  • Visión corta: No ve más allá de un metro.
  • Dependiente: Si se cae no se levanta, su pastor tiene que venir a hacerlo.
  • Requiere un guía: Necesita ser dirigida al frente, pues fácilmente llega a perderse.
  • Obediente: Solo oye la voz de su pastor. Si encierran un grupo de ovejas de dos pastores, a sus voces o silbidos, cada una de ellas se dirige hacia su pastor.
  • Limpia: No bebe agua estancada, ni sucia. No toma agua en corrientes, sino aguas tranquilas, en un laguito, porque es un animal de paz. No come cualquier cosa (no se contamina).
  • Firme: Se deja sacrificar sin resistencia. Si le clava un cuchillo, no grita.
  • Constante: Come en un solo lugar y procura saciarse en ese mismo lugar (fiel).
  • Productiva: Todo en ella se aprovecha: Da lana para hacer vestido; su piel tiene muchos usos. Da leche y carne.
  • No anda sola: Se junta en rebaño.
  • Conmovedora: Su valido conmueve al que lo escucha.

Jesús es nuestro  Pastor, y nosotros los que le hemos aceptado como nuestro Señor y Salvador, decidimos estar bajo Su cuidado y liderazgo, sometiéndonos a Él voluntariamente y por amor, adquiriendo así el título de ‘Sus ovejas’. 

Otra cosa que debemos considerar es en relación a lo que Jesús dice en Juan 10:2  “Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es”.   En este  versículo Jesús habla en cuanto a Sí mismo, diciendo que Él entró en cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, presentando sus credenciales como el Mesías esperado, el Hijo de Dios. 

El redil o aprisco es un paraje donde los pastores recogen a las ovejas para resguardarlas de los salteadores, la intemperie y  los animales salvajes.  Es bueno destacar que en la época de Jesús había un redil público el cual era utilizado por los pastores del pueblo, quienes al finalizar el día llevaban a sus ovejas a pasar la noche allí para ellos poder ir a sus hogares.  El redil generalmente estaba construido de piedra o adobe y tenía una única puerta de entrada.

Pues bien, cada pastor entregaba sus ovejas al portero del redil quien se encargaría de cuidarlas, este se colocaba en la entrada resguardando el rebaño, y autorizando a quienes pudieran entrar.  Cristo  es la puerta, quien hacía la invitación a los judíos a pasar a Su cuidado, abandonar su vana manera de vivir y a  que le aceptaran como su Salvador.

Luego en la mañana cada pastor iba a buscar a sus ovejas.  Sí, iba y las sacaban pero en este caso era su pastor, ya tenían una nueva relación. Se cuenta que ellos llamaban a sus ovejas y estas les seguían, es decir el pastor le sabía el nombre a cada una y éstas conocían la voz de su pastor. En el Antiguo Testamento Dios llamaba a sus servidores más cercanos por sus nombres, [Éxodo 33:12-17] .

También podemos ver en este relato que Jesús hace referencia de sí mismo, puesto que el redil del cual habla es la nación de Israel, sí, el pueblo escogido por Dios. 

Es interesante notar que esa parábola está conectada con el capítulo anterior, donde se relata la sanidad que dio Jesús al ciego de nacimiento y donde Él llama a las autoridades religiosas ciegos espirituales.  En este contexto los ladrones y salteadores eran figura de los fariseos, quienes guiaban mal a sus ovejas tal como lo pudimos ver en Juan 9:40-41, ya que eran abusivos y destructores del rebaño. 

Pues bien, vemos cómo Jesús se revela como el Pastor, dando notoriedad al oficio espiritual que más adelante se desarrollaría como uno de los 5 ministerios primarios, tal como dice el Apóstol Pablo en Efesios 4:11  «Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros».

Leemos en el versículo 6, que los allí presentes no entendieron las palabras que Jesús dijo, ya que además de ser ciegos espirituales también eran sordos espirituales; eso me recuerda las tantas ocasiones en la que Jesús dice “el que tenga oídos para oír que oiga”.  Hoy día, la voz del Pastor Jesús, se oye a través de Su Palabra y las enseñanzas que nos dan los líderes espirituales, delegados de Dios para ello. 

Debemos comer únicamente ese pasto sagrado que es la Palabra de Dios, la cual nos nutre y nos da paz.  Asimismo debemos reconocer las ocasiones en que el hombre modifica la sana doctrina y da alimento que enfermarían a las ovejas, por esto debemos tener nuestro oído espiritual agudizado, para solamente oír la voz de nuestro Pastor, Jesucristo  «Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo», [Colosenses 2:8];  «para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error», [Efesios 4:14].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

 

1 comentario en «43.42 Parábola del Redil»

  1. hermosa reflexión me ayudaste mucho a aclarar mis dudas respecto a este pasaje. gracias x el tiempo q te tomas en escribir esto para ayudar a los demas

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