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43.54 Jesús anuncia su muerte

En éste segmento del Evangelio de Juan, vemos como Jesús anuncia Su muerte a la multitud. Nuestro Señor vino al mundo en condición de humano, y por lo tanto batalló con la tensión de ir a la cruz. 

En el relato inicia Jesús diciendo «Ahora está turbada Mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora», [Juan 12:27].   

Este versículo nos muestra que Jesús era 100% hombre, se acercaba el momento donde Él iba camino a la cruz y Su alma estaba turbada, y ante aquella situación Él hace la pregunta de sí debe pedir a Dios que lo salve de esa situación, pero inmediatamente responde diciendo que precisamente para ese momento Él había llegado a esta tierra, pues ciertamente aunque era un suplicio el ir a la cruz, tenía que sufrir ese oprobio, ya que también allí había gloria.   

Jesús se aproximaba a tomar el lugar de cada pecador, el lugar tuyo y el mío,  identificándose así con la humanidad, pues llevaría el pecado del mundo aun siendo Él sin pecado, porque nunca pecó.

Muchos podrían pensar que para Él no fue tan grande el sufrimiento en la cruz porque Él es Dios, pero recordemos que Él era en ese momento hombre, padeció hambre, tuvo sueño, tenía un alma, (sentimientos) etc., y por lo tanto, sentía el dolor.

Nuestra imaginación queda corta ante el padecimiento de Jesús, el dolor que estaba próximo a sentir, sin embargo en vez de pedirle a Dios que lo salve de esa hora, le dice “Padre, glorifica Tu Nombre”, como diciendo “haz Tu voluntad, completa Tu plan”; y Dios le responde como diciendo “durante Tu ministerio lo hice, ahora en Tu muerte y Resurrección lo haré otra vez”.

Es importante que notemos que Dios le habló a Jesús desde el cielo, en tres ocasiones:

  1. Al inicio de Su ministerio: En el bautismo de Jesús, [Mateo 3:17].
  2. Durante Su ministerio: En el Monte de la transfiguración junto a  Elías, y Moisés, [Mateo 17:1-13].
  3. Al finalizar Su ministerio: Cuando la hora de Su muerte había llegado, [Juan 12:28].  En esta ocasión, Dios habló y todos los asistentes del pueblo que estaban allí escucharon la voz del Padre, oyeron una voz sobrenatural, pero ellos no entendieron.  Ciertamente Dios hizo eso para que el pueblo creyera en Jesús porque eso le serviría de señal para el cambio de tiempo que iba a ejecutar, ya que  Jesús estaba en el mundo, y realizó Su servicio ministerial en la tierra, y ahora se acercaba la conclusión de ese tiempo, y el inicio del juicio del mundo y del príncipe de este mundo.

Jesús dijo en Juan 12:32 «Y Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a Mí mismo», y estaba hablando específicamente de Su muerte en la cruz. Los asistentes entendieron a lo que Jesús se refería, es decir que se estaba presentando como el Cristo, y por lo tanto ellos le dijeron que según las profecías mesiánicas el Cristo permanece siempre; por supuesto ellos estaban hablando una gran verdad; Cristo permanece con nosotros todavía y lo hará por la eternidad, pero las diferencias ideológicas que tenían los asistentes eran completamente contrastantes con la realidad espiritual del plan de Dios, pues ellos consideraban que el Cristo no moriría, y mucho menos en una cruz. 

Amados hermanos y amigos, ciertamente a partir del momento en que Jesús fue levantado en la cruz y resucitara de los muertos ha atraído al mundo, pues somos muchos los que pertenecemos a las ovejas de Su prado, los que le hemos reconocido como el Hijo de Dios, nuestro Salvador, y que prontamente cuando Él vuelva a buscar a Su pueblo, a los Suyos, viviremos juntamente con Él por la eternidad.

El relato concluye con la petición de Cristo de que crean en Él que es la Luz, para que ellos lleguen a ser imitadores o hijos de la Luz y  para que no anden en las tinieblas.  Esa es la misma invitación que un día nos hizo a nosotros los que les amamos y creemos en Él.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

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