Saltar al contenido

43.59 Jesús Anuncia la Traición de Judas

 

Llegamos al relato de la traición de Judas, hecho presentado con horror en la última cena, sobre todo por haber sido cometido por uno de los doce discípulos, es decir uno de Sus más íntimos amigos, llamado Judas Iscariote. El apellido Iscariote se deriva de la palabra sikarios, el historiador Flavio Josefo llama sicarios a los miembros de un grupo terrorista del movimiento nacionalista judío, y en ocasiones se ha procurado establecer cierto vínculo entre Judas y esos terroristas.

Pues bien, Judas se mantuvo en el grupo de los doce, porque muy probablemente había considerado que un día nuestro Señor llegaría a ser verdaderamente el rey de los judíos, pues como sabemos en varias ocasiones los judíos comunes trataron de coronarle como rey, debido a las muchas señales que hacía.

Recordemos que el pueblo de Israel esperaba al Mesías, y aunque los líderes políticos y religiosos nunca entendieron que ese era Jesús, las multitudes llegaron a creer que sí era Él; y muy probablemente en ese tiempo Judas se sentía muy feliz de ser uno de los doce, puesto que iba a tener muchos beneficios y privilegios si llegara Jesús a ser el rey. Debemos tener pendiente que Judas era un hombre muy avaricioso, sin integridad y hasta ladrón.

Transcurrido el tiempo, Judas se da cuenta de que Jesús rechaza todo lo relacionado a hacerle a Él un líder político, lo que derrumbó los intereses de Judas, y por lo tanto, se acerca a los principales sacerdotes y planea entregárselo por lo que ellos les prometieron recompensarlo con dinero, este relato lo podemos leer en Marcos 14:10-11.

Aunque ciertamente Judas era parte del plan salvífico, y las Escrituras tenían que cumplirse, no es menos cierto que Judas podía hacer uso de su libre albedrío y decidir si actuar según el deseo de Satanás. Es decir Judas era responsable de sus actos, decidió entre la luz y las tinieblas, se quedó con ésta última, y se entregó a Satanás. Y el Señor que sabe todas las cosas, también sabía eso.

El relato inicia diciendo que Jesús estaba conmovido en el espíritu debido a que uno de los Suyos le iba a entregar, y se lo dice a los doce, durante la cena. Ninguno hubiese pensando que el traidor era Judas, cada uno creía que podía ser el otro, porque sabían que eran capaz de hacer lo mismo; adicionalmente el Señor era quien estaba dando la información y estaban seguros que se cumpliría. Leemos en Marcos 14:19 «Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?».

Dice en Juan 13:26 «Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón».  En aquella época recibir un trozo de pan que el anfitrión mojaba en la fuente común era una señal de honra, por lo que Jesús convierte a Judas en su invitado a la cena; esto era costumbre entre los judíos, pues vemos que cuando Booz quiso mostrarle aprecio a Rut, la invitó a que se acercara y mojara su bocado de pan en el vino, (Rut 2:14).

En el párrafo anterior podemos suponer que sucedieron tres situaciones:

  1. Que cuando Jesús les respondió a los discípulos ellos hablaban, y por eso no escucharon que Él le iba a dar el pan mojado al traidor.
  2. Que Jesús hablara en voz baja a tal punto de ser inaudible.
  3. Que era normal que Jesús mojara el pan y lo compartiera con Sus discípulos. Por lo tanto, no les fue extraño a ellos ver que Jesús mojara el pan y se lo diera a Judas.

 Si no hubiese acontecido algo similar a lo supuesto, deberíamos tener por seguro que los discípulos hubiesen descubierto que Judas era el traidor, y tremendo problema hubiese ocurrido. También asumo esto, por lo que dice Mateo 26:25 «Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho».

Bueno, inmediatamente Judas recibió el bocado, Satanás entró en él. Ese fue el momento de su entrega total al Enemigo, y Jesús le dice «Lo que has de hacer, hazlo más pronto», (Juan 13:27b). Con esta expresión Jesús muestra que «Su hora ya había llegado». Sin embargo, los discípulos entienden con esto que Judas debía hacer alguna encomienda de Jesús, ya sea para comprar algo o para darle una contribución a los pobres.

Ahora Judas sale y se separa para siempre del círculo de los íntimos de Jesús, con el cual nunca estuvo espiritualmente conectado. Era de noche cuando él tuvo que salir, es decir estaba oscuro, siendo esto un símbolo de su obra demoníaca y del mundo de las tinieblas. También representa el negro corazón de Judas.

Amados amigos y hermanos, deseo finalizar mis notas, con algo que me llama la atención y es lo mencionado en Juan 13:23 «Y uno de Sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús».   Resulta interesante que esta narración habla de un discípulo traidor (Judas), y que también nos hable de uno de Sus discípulos, al cual Jesús amaba, (se asume que es Juan). Esto a mi humilde parecer nos habla de que todo aquel que hace la voluntad de Dios, llega a ser tan íntimo con Jesús, que por el amor inagotable que Él le tiene le recuesta en Su pecho y le acerca a Su corazón. Evidentemente ese debe ser nuestro anhelo siempre ‘deleitarnos haciendo Su voluntad’, agradarle en todo y poder ser un discípulo conforme al corazón de Dios, un discípulo que ama a Dios, y es amado por el Rey de reyes y Señor de señores.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *