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43.64 La Promesa del Espíritu Santo (2)

En los versículos que estamos considerando en esta ocasión, Juan 14:21-25, podemos ver como ideas principales:

  1. El amor: La esencia de Dios es “amor”
  2. La obediencia: Jesús siempre fue “obediente al Padre”
  3. La revelación de Jesucristo: Será la recompensa que recibiremos cuando demostremos que “amamos” a Jesús siendo “obediente a Sus mandamientos”.

Vemos como uno de ‘los suyos’ «Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?», [Juan 14:22].  Es bueno destacar, que el Apóstol Juan aclara que no está hablando de Judas el traidor, algo que se debía suponer porque anteriormente ya había dicho que él no estaba presente en la reunión del “Aposento Alto”, donde Jesús solamente estaba con ‘los suyos, Sus leales discípulos. Otro comentario interesante es notar que en la Biblia no hay ningún relato en el que se mencione Judas, a menos que no sea para referir que administraba las finanzas del grupo, que era un ladrón y por último que era el traidor.

Volviendo al tema, la pregunta estaba más bien relacionada con el hecho de que los discípulos esperaban que Jesús estableciera “Su reino terrenal” y que no entendía porque Cristo no les decía ‘al mundo’ que Él era Mesías.

Luego vemos como Jesús vuelve a repetir la importancia del amor obediente por lo que nos da una maravillosa promesa, el regalo más grande que puede desear cualquier cristiano “el Padre nos amara y disfrutaremos de la unidad que tenemos los hijos de Dios con la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. En contraposición también nos dice las acciones del que no le ama, sencillamente esos nos guardan Sus palabras, las cuales ciertamente no vienen de Él, sino directamente de Dios, tal como dice Juan 12:49 «Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar».

Mis amados hermanos y amigos, Jesús nos ha abierto el sendero para que nuestro caminar en la fe esté lleno del amor divino que nos lleva a obedecer al Señor en todo cuanto establece en Sus mandatos, los cuales son dados a su vez por Dios Padre. Entonces rindamos nuestro ser ante Él y por amor seamos obedientes a Sus mandamientos, lo que nos llevará a que se cumpla la promesa del Señor de tener una plena comunión con nuestro Dios. Permitamos actuar al Espíritu Santo nuestro Consolador, de esa manera la revelación de Jesucristo se hará evidente en nuestras vidas y llenos de felicidad festejemos pues se ha hecho vida en nosotros lo que dice Juan 14:23 «Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él» ¡La inquebrantable unidad de la Trinidad mora en nosotros, aleluya!.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

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