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43.85 Jesús Ante Pilato (3) – Azotado sin hallar delito en Él

En mis notas sobre Juan 19 continúo hablando sobre el juicio de Jesús, reconocido como ‘el juicio más falso e ilegal de la justicia’.

Pues bien, durante todo el tiempo que Pilato estuvo interrogando a Jesús se dio cuenta de Su inocencia, y así como también de la envidia y soberbia de los líderes religiosos en contra de Jesús, por lo que Pilato hizo varios intentos de liberarlo; los cuales fueron fallidos por la presión que ejercían los líderes judíos sobre él.

Sin embargo, en el primer versículo de este capítulo dice que «Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó», [Juan 19:1]. Pilato se dio cuenta de que los judíos eligieron a Barrabás ante que dejar en libertar a Jesús, por lo que aún sin haber encontrado ningún delito en Él decidió azotarlo, acción que fue totalmente ilegal. Aquí no se relata el motivo por el cual lo hizo, pero quizás fue con el objetivo de sensibilizar los corazones de los líderes judíos al ver a Jesús ensangrentado y sufriendo.

Los soldados desnudaron a Jesús y le azotaron, tal como fue profetizado en Isaías 50:6 «Di Mi cuerpo a los heridores, y Mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí Mi rostro de injurias y de esputos».

Jesús fue azotado tan severamente a latigazos, los cuales tenían tres puntas que al tocar la piel la desgarraban. Además que la cantidad de latigazos era acorde la severidad del delito cometido, «Se podrá dar cuarenta azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que éstos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos», [Deuteronomio 25:3].

A los soldados no les bastó con los golpes propiciados al cuerpo de Señor sino que le maltrataron con tal crueldad que se burlaban del título con el cual le había llamado Pilato ‘el Rey de los judíos’ y le entretejieron una corona de espinas y le colocaron un manto de púrpura, «y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas», [Juan 19:3].

Todo rey lleva una corona y ellos le entregaron una corona de dolor pues estaba hecha de espinas, asimismo también lleva un manto de color purpura, siendo ese el color de la realeza. Se entretuvieron maltratando a Jesús por medio del cruel juego romano de adivinar quién no te abofetea, el cual consistía en vendar los ojos del prisionero y todos los soldados le abofeteaban, excepto uno. Así que pretendían que el prisionero adivinara quien no le pegó, y como eso era imposible, la victima terminaba generalmente en estado de inconsciencia. Eso le hicieron al Señor.

Amados amigos y hermanos ¡Cuanto maltrato!, me imagino la sangre corriendo por toda cara del Señor debido a las heridas causadas por las espinas de la corona de tortura que le colocaron; Sus ojos hinchados y amoratados por las tantas bofetadas que recibió, y por último Su cuerpo completamente destrozado y ensangrentado debido al desgarramiento de la piel hecho por las puntas colocadas al final de los latigazos. Nuestro Señor estaba completamente desfigurado, cumpliéndose así lo que dice Isaías 52:14, «Como se asombraron de Ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres Su parecer, y Su hermosura más que la de los hijos de los hombres».

Este acto ilegal fue una escena agradable a los judíos y permitido por Pilato, esos hombres tenían sus corazones henchidos de maldad siendo implacables ante el trato inhumano y severo dado a Jesús, un inocente, cumpliéndose así lo que está escrito en Salmo 22:7 «Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza».

Nueva vez Pilato declara inocente a Jesús pero luego de haber sido severamente maltratado, y Pilato les dijo:  “¡He aquí el hombre!”, presentó al Hijo de Dios, como un hombre, ya no le llama “el Rey de los judíos”. Les presenta a un hombre igual a ellos, pero totalmente desfigurado y sin fuerzas físicas, por lo que esperaba los lideres reaccionaran al ver lo que Pilato le había hecho y ni así fueron conmovidos, le comenzaron a gritar “¡Crucifícale!”. A pesar de ello no encuentra ningún delito, y Pilato les responde que lo crucifiquen ellos pues Jesús no tiene delito, esta es una forma de evadir su responsabilidad.  Pero el rencor era tan grande hacia Jesús que «Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a Sí mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo», [Juan 19:7-8].

 Pienso, ¿Qué pudo haber pasado por la mente de Pilato que “tuvo miedo”? Sería que:

*¿Le tuvo miedo al tumulto que se podría haber lanzado contra él?

*¿Se recordó de los muchos milagros que hizo Jesús?

*¿Temía sí Jesús sería una deidad?

*¿Se recordó que le dijo “Mi reino no es de este mundo”?

*¿Pensó en el sueño que le había contado su esposa?

*¿Su reputación y prestigio estarían en peligro por la forma de manejar este caso?

En fin, no importa lo que haya sido, lo que sí importa es que todo se cumplió según el plan diseñado por Dios desde la eternidad, el cual fue profetizado por Isaías y otros profetas del Antiguo Testamento.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

 

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