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Este libro nos narra los hechos de los Apóstoles, una vez Jesús ascendiera al Padre. Es llamado por muchos “el quinto Evangelio” por ser una continuación del Evangelio de Lucas, destacado historiador de todos los tiempos.

Los Hechos de los Apóstoles relata los principios de la iglesia, es decir el origen del cuerpo espiritual. Asimismo reúne los cuatros eventos de los Evangelios: a) Mateo: La Resurrección; b) Marcos: La Ascensión; c) Lucas: La Promesa del Espíritu Santo y d) Juan: La Promesa de la Segunda Venida. También la gran comisión misionera que es dada en los Evangelios es confirmada en este libro.

Jesús luego de vencer la muerte ascendió al Padre, enviando al Consolador, el Espíritu Santo para que more en los creyentes y les de poder. Transcurrido diez días luego de Cristo haber ascendido al cielo, los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo en el día de Pentecostés estando ellos en el Aposento Alto.

De esta forma Cristo sigue obrando, aunque está a la diestra del Padre, está presente en la vida de todos los que crean en Él, tal como expresa Hechos 1:8 «pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra».

Este maravilloso libro nos muestra el desarrollo de la iglesia en el siglo primero; así como el rechazo y la persecución de sus oponentes. Allí encontraremos la conversión de Apóstol Pablo, y vemos muchos relatos del poder dado a los discípulos de Cristo, quienes hicieron milagros portentosos en el nombre de Jesús, entre ellos Pedro, Juan y Pablo.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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