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45.08 El Justo Juicio de Dios (1)

 

En el capítulo 1 podemos ver que los gentiles estaban inmersos en horrorosos pecados y por eso necesitaban el evangelio de Jesucristo para ser salvos. Ahora en este capítulo 2 podemos ver que también los judíos estaban perdidos, y por asimismo necesitaban del evangelio de nuestro Señor Rey y Salvador. En fin, todos necesitamos del evangelio de Jesucristo ya que somos pecadores.

 

Esas personas a las cuales el apóstol Pablo las llamó ‘inexcusables’ ya que juzgan porque creen estar exentas del juicio de Dios por no haber incurrido en los pecados descritos en el capítulo 1. Pero en definitiva la audiencia a la que está dirigiéndose el apóstol es a aquellos que se consideran personas de rectitud moral intachable (individuos A), no obstante con su comportamiento demuestran lo contrario, y lo lamentable de la situación es que estos (individuos A) condenan a otras personas (individuos B) que exhiben una conducta que los califica de fracasados morales, cuyo ética es similar a la de ellos mismos (individuos A).

Me explico: A crítica a B por sus pecados; sin embargo A comete pecados similares o los mismos que B; es decir A=B.

Lo anterior me trae a la memoria lo que dice Mateo 7:1 «No juzguéis, para que no seáis juzgados». Y este versículo debemos leerlo en su contexto, ya que al leer los versículos 1-5 de ese capítulo de Mateo, nos daremos cuenta que el tema del cual se está refiriendo es a ‘un juicio hipócrita’ «¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano», [Mateo 7:5].

Bien, podemos darnos cuenta como en los versículos objeto de este estudio el hombre pretende justificarse sobre bases equivocadas, pues son personas que juzgan o condenan a los demás por algo que ellos mismos hacen. «El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace», [Santiago 4:17].

Otro punto importantísimo a considerar es a quién se refiere el apóstol Pablo cuando le habla a “tú” en los tres primeros versículos del capítulo 2, y al leer detenidamente los capítulos 1 y 2, nos queda claro que ciertamente la audiencia principal es ‘todo ser humano’, (vv. 9, 10); es decir que el justo juicio de Dios será para todos, «Porque en Dios no hay acepción de personas», [Romanos 2:11]. Entonces hermanos, llegamos a la conclusión de que definitivamente él nos está hablando a tí y a mí; nos está hablando a todos los seres humanos.

Es conveniente recordar que la conciencia nos indica la diferencia entre lo bueno y lo malo, ya que la ley ha sido escrita por Dios en nuestros corazones, tal como dice Romanos 2:15. Ciertamente, hoy día existen muchos ‘pecados socialmente aceptables’ a los ojos del hombre, sin embargo las leyes de Dios los prescriben de ‘pecados’ y ese título los hace inaceptable para Dios y por lo tanto el hombre que comete pecado debe apartarse de su mal proceder, arrepentirse y volverse a Dios; ya que el «El SEÑOR es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable», [Números 14:18]. «Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado», [2 Pedro 2:21].

Queridos hermanos y amigos, ha sido solamente por la infinita misericordia de Dios y Su amor inagotable hacia cada uno de nosotros, la razón por la cual Él no ha iniciado el juicio contra nosotros los pecadores, y eso me lleva a recordar la preciosa esperanza que Él nos dice en 2 Pedro 3:9 «El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento».

Jamás se debe confundir la paciencia de Dios con Su aprobación de la forma pecaminosa en que vivimos, debemos siempre ir en busca de Dios y en oración pedirle que nos muestre las áreas de nuestras vidas en la que debemos modificar nuestro comportamiento, a fin de vivir acorde a los preceptos divinos haciendo la voluntad de Dios, pues a estas alturas y con los acontecimientos mostrándonos que la Venida del Señor está cerca, debemos reconocer que el juicio de Dios se tarda sólo para dar tiempo al arrepentimiento.

Concluyo compartiéndoles este versículo «pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra», [2 Crónicas 7:14].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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