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45.09 El Justo Juicio de Dios (2)

Continuando con mi estudio bíblico personal del libro de Romanos, en esta oportunidad continuaré con la segunda parte del tema el ‘Justo Juicio de Dios’. Para iniciar mi comentario deseo hacer mención de lo que dice Romanos 2:5 «Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios».

Como dice la Palabra de Dios, cada uno de nosotros un día estaremos ante nuestros Señor Jesucristo para ser juzgados de acuerdo a ‘nuestras obras’, pues esa potestad le fue dada por el Padre. Y allí recibiremos nuestro galardón o recompensa.

A continuación algunos versículos que validan la información:

  • «el cual PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS», [Romanos 2:6].

 

  • «Y tuya es, oh Señor, la misericordia, pues tú pagas al hombre conforme a sus obras», [Salmos 62:12].
  • «Y, he aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra», [Apocalipsis 22:12].

 

El apóstol Pablo dice en Romanos 3:28 «Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley». Él aquí hablaba de que lo único que justifica a una persona delante de Dios, es la fe en Cristo.

Mientras que dice el apóstol Santiago 2:24 «Ustedes ven que el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe». En este verso él clarificó los medios por los cuales la justificación se demuestra a otros, es decir haciendo buenas obras.

Quiero dejar claro que la Biblia hace una diferenciación evidente de que el juicio final es sobre la base de las obras, pero en ninguna parte se enseña de ‘salvación por obras’, pues nuestra salvación es por gracia, tal como expresa Efesios 2:8-9 «Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».

Y es que amados hermanos y amigos, la fe genuina producirá siempre buenas obras, demostrará que somos ‘nuevas criaturas en Cristo’, «Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas», [Efesios 2:10].

En relación a ‘por la perseverancia en hacer el bien’, cito las palabras de Martín Lutero: “Tan necesaria es la paciencia, que ninguna obra puede llamarse buena si falta la paciencia; porque el mundo es tan perverso, y el diablo tan inicuo, que no puede ver ninguna buena obra sin lanzarse de inmediato a atacarla. Pero es precisamente por medio de estos ataques como Dios en su admirable beneplácito nos da la prueba de que la obra es buena y de su agrado”. Asimismo recordemos Lucas 8:15 «Y lo que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia».

Y es que el hombre que retiene la Palabra de Dios en su corazón y se place en ‘ponerla por obra’, es decir determina en su corazón hacer la voluntad de Dios pues busca la gloria que es la presencia manifiesta de Dios; y la honra que significa ser reconocido por Dios.

En contraste, a lo anterior están los incrédulos aquellos que ‘no obedecen a la verdad’, esto Indica la tenaz y resuelta oposición en contra del Evangelio. Algunos hasta discuten en contra de los valores que una vez defendieron, están completamente dominados por la injusticia como si fuera su amo, y tarde llegará la congoja, pena, tormento o aflicción moral sobre toda alma que obre el mal.

Es interesante ver que la frase “los judíos primeramente y también los gentiles” aparece dos veces en este pasaje:

1) En la primera ocasión se refiere a aquellos que son condenados por Dios, pues se está hablando de ‘toda alma que hace lo malo. El pensamiento que ‘un judío’ pudiera estar perdido, era algo completamente descartado por ese pueblo, pero la Palabra de Dios les dice a Israel: «De entre todas las familias de la tierra, solo con ustedes he tenido una relación tan íntima. Por eso debo castigarlos por todos sus pecados», [Amos 3:2].

2) En la segunda vez que aparece la frase dice ‘pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno’, y tiempo utilizado aquí es ‘el presente’. Esto se refiere al beneficio de vivir con ‘sabiduría’; y sabemos Proverbios 1:7 dice que «el principio de la sabiduría es el temor de Dios».

Dios garantiza este beneficio en la vida a todos, pero para tener esa bendición, el requisito es ‘hacer lo bueno’. Y recordemos lo que dice Santiago 4:17 «A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado».

También debemos recordar lo que dice el Salmo 25:12-14 «¿Quién es el hombre que teme al SEÑOR? El le enseñará el camino que ha de escoger. Su alma reposará en el bien, y su simiente heredará la tierra. El secreto del SEÑOR es para los que le temen; y a ellos hará conocer su pacto».

En conclusión este pasaje finaliza diciendo, “Porque en Dios no hay acepción de personas”, es decir que para Él no existe persona con privilegios especiales. Él es completamente justo e imparcial.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones le sirva a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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