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5.05 Animales Limpios e Inmundos

Como pudimos ver en Levítico 11, Dios le dio a Su pueblo la dieta que debían comer, aquí en Deuteronomio Moisés les recuerda al pueblo las “leyes dietética” dadas por Dios, exponiéndoles un listado de aquellos animales que podían comer y los que no, llamándolos a estos animales limpios e inmundos.

Quise hacerles este breve comentario puesto que a través de la historia los judíos fueron culpados de varias plagas que entraron a algunas poblaciones, entre ellas en España y en Austria. Los acusaban porque en muchas de sus ciudades las personas oriundas de ese lugar estaban muriendo producto de un plaga que estaba azotando a ese pueblo, mientras que los judíos que vivían en sectores aledaños no habían sido impactados por las plagas, y por supuesto todo fue debido al hábito alimenticio que los ellos mantenían, así se concluyó de que ciertamente ellos no estaban involucrados en nada que tuviera que ver con esas plagas.

Ese sencillo ejemplo nos da tremendas enseñanzas, pues si eso es en los físico, como no ha de ser en lo espiritual. Dios no quería que el pueblo se contaminara, al contrario los bendijo de tal manera que hasta le dio las indicaciones de qué comer y qué no. Recordemos que Jehová es nuestro Creador, quien mejor que Él para saber que debería comer Israel, el cual era “pueblo santo de Dios” tal como expresa Levítico 11:44 «Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra».

Pues bien, para el pueblo de Israel los animales categorizados como “inmundos” eran figura de pecado además de atentar contra la salud. Recuerdo haber conversado con una persona con descendencia israelita y ella me decía que mantenía sus hábitos alimenticios de no comer ciertos tipos de animales puesto que ella consideraba que Dios le dejó esas indicaciones a Su pueblo para recordarles siempre que eran un pueblo separado para Él. Y en ese momento recordé el relato donde Pedro tuvo una visión:

«Y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común», [Hech 10:11-15].

Mi comentario de hoy va dirigido en relación a la clasificación de los animales, puesto que eso tiene un significado espiritual para nuestras vidas, el Señor les especificó «Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese podréis comer», [Deu 14:6]. La especificación fue totalmente clara, el animal apto para comer tenía que reunir los dos requisitos, si no los reúne, el animal es inmundo o impuro.

  1. Pezuñas con hendidura de dos uñas: Esto es figura del caminar del creyente con una vida apartada para el Evangelio de Dios. «Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios», (Ro 1:1].
  2. Rumiar: Esto nos habla de la necesidad de meditar en la Palabra de Dios «Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche», [Salmos 1:2].

Otro de los mandatos de Dios con respecto a la alimentación era que:

  • No podía comer ningún animal que hubiese muerto por si solo puesto que no había sido desangrado.
  • No se debía comer “sangre”, ya que en ella esta la vida
  • Tampoco se podía comer ningún animal que se alimente de carroña, es decir de animales muertos. Un ejemplo es el buitre y las aves rapiña

Ciertamente, estoy clara de que nuestra relación con Dios no se fundamenta por lo que comemos, no obstante es imprescindible escudriñar la Palabra de Dios para entender todo lo que Él tiene para nosotros. Recordemos que Jesús dijo Mat 13:11-13 «El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden».

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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