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5.06 Las Fiesta de Pentecostés

Cuando estuvimos leyendo el libro de Levítico les comenté que en el mismo se encuentran las diferentes (7) ‘Fiestas’ del pueblo de Israel, las cuales tienen hermosas enseñanzas espirituales para la vida de cada creyente.

Lamentablemente por razones de tiempo solamente les pude comentar dos fiestas.

Pues bien, ahora en Deuteronomio Moisés les vuelve a recordar al pueblo con respecto a las fiestas solemnes, por lo que en esta ocasión deseo hacerle un breve comentario sobre la Fiesta de Pentecostés, la cual en algunas ocasiones le llaman “Fiesta de la Cosecha” o ‘Fiesta de las Primicias’ [Num 28:26). La palabra Pentecostés significa “quincuagésimo” y viene debido a la que la fiesta se realiza 50 días después de la Fiesta de los Panes sin Levadura.

 

Esta fiesta es la segunda en el calendario religioso de Israel, la cual se celebraba en honor a Jehová, nuestro Dios, a quien se ofrecía la primicia de la cosecha, panes hechos con el nuevo trigo.

Básicamente los creyentes deben regocijarse en lo que reciben de Dios, y en lo que devuelven en sacrificio y servicio para Él, por lo que según Jehová le hubiese bendecido así debía ser su ofrenda. Las personas se regocijaban y celebraban con gran júbilo las bendiciones que Jehová había derramado sobre la nación y sobre cada persona y asimismo presentaban su ofrenda a Dios en gratitud por la abundante cosecha, la evidencia visible de la bendición de Jehová. Esta ofrenda era presentada por todo varón israelita.

Esta fiesta era una celebración comunitaria, por eso invitaban a todas las personas a participar de la misma, es decir que la misma hacía énfasis en regocijarse en la adoración a Jehová.

La Fiesta de Pentecostés tipifica la “era de la iglesia”, la cual comenzó el día de la fiesta de Pentecostés cuando un grupo de creyente estaban reunidos «Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen», [Hech 2:3-4], por lo que desde el punto de vista espiritual también representa el derramamiento del Espíritu Santo.

Amados hermanos y amigos, nosotros los creyentes en la fe, al igual que en el día de Pentecostés hemos recibido la llenura del Espíritu Santo con poder para proclamar el evangelio de Cristo [Hech 2:14], cumplamos con la gran comisión dada por nuestro Señor Jesucristo «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén», [Mt 28:19-20].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito ‘desde mi perspectiva particular’ en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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